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Reclamar derechos implica otro fundamento de uno mismo, exige constituirse de parte interesada en demandante activo. Esto parecen tener claro José Díaz y Ana Gentile, residentes de dos barrios a la vera de la ruta 51, Villa El Dique y Villa El Sol, respectivamente.
Ellos, al igual que los vecinos de San Antonio, El Milagro, El Encón Grande y El Encón Chico, entre otros, subsisten sin varios de los servicios básicos, pero su principal problema es la falta de agua.
“El camión cisterna viene dos veces a la semana. Ni siquiera tenemos un caño comunitario”, dijo Díaz, y agregó que el caso de Villa El Sol es mucho más grave porque no tienen escrituras y para el agua potable te piden el catastro individual”.
Para empeorar la situación, habitan un espacio fronterizo al que los gobiernos consideran como NN.
“Ni el Gobierno provincial ni la Municipalidad actúan porque dicen que esto es Rosario de Lerma, municipio de Quijano. Por su parte, el intendente de Quijano dice que él no cobra la coparticipación municipal, que lo hace el de Rosario de Lerma, y el de Rosario dice que es compartido, y uno no sabe qué pasa”, se lamentó Gentile.
La promesa
De la única solución que les habían propuesto, un pozo de 180 metros de profundidad y que tiraría 7.000 litros de agua por hora, solo se ve la toma de aire.
“Ese pozo lo logramos con los cortes de ruta del año pasado, pero ha sido una mera cuestión política. Se nos han reído porque no han transferido la obra a Edesa ni a Aguas del Norte, y no tiene nada para su funcionamiento”, explicó Díaz.
Por eso vuelven a irrumpir para hacer valer su desacuerdo. A fuerza de cortes de ruta inscribieron una vez en la agenda política la cuestión y ahora van de nuevo por la aparición pública del problema. “Ya no sabemos qué hacer. Vamos a tener que recurrir a cortes de ruta, piquetes, lo que sea. Estamos pensando en poner una página en internet o pedir ayuda fuera de la provincia, si no nos escuchan, pero no nos pueden privar del agua”, concluyó Gentile.