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España luchara por las medallas en el torneo olímpico de baloncesto después de un partido duro y farragoso
en el que supo aguantar desde la defensa sus carencia en ataque y que ganó, 66 a 59, ante un equipo francés que no supo aceptar su enésima derrota y se comportó de forma antideportiva en los últimos segundos.
España y Francia se demostraron mucho respeto desde el inicio. Defensas muy cerradas, ataques muy controlados y un ritmo de partido bajo. El equipo español comenzó a acusar los primeros problemas: falta de fluidez anotadora.
Francia obtuvo las primeras ventajas del partido, gracias al dominio de Tony Parker, que impuso el tiempo del partido. Las sensaciones españolas no fueron buenas y menos mal que Sergio Rodríguez conectó con Rudy Fernández en un ‘alley-hoop‘ para cerrar el primer cuarto con 22-17, con un gusto un poco menos amargo.
En el segundo cuarto siguieron los problemas. La selección de España optó por una defensa en zona para intentar minimizar los daños por el ataque galo, porque en ataque los porcentajes de anotación siguieron
sin mejorar (3 de 6 en tiros de dos y 1 de 9 en triples hasta el momento).
Sin hacer daño al rival, la defensa e intentar crecer desde ella fue la única opción del equipo nacional, que aguantó el chaparrón de un Florien Petrus reconvertido en asesino implacable desde el triple (2 de 2) y autor de diez puntos.
Trabajo atrás y paciencia franciscana en ataque comenzaron a dar escasos frutos, pero frutos al fin y al cabo. El equipo francés empezó a quedarse sin ideas en la ofensiva y su ventaja se fue reduciendo desde el 27-19 del minuto 12.30 al 37-34 con el que se llegó al descanso, que dejó el partido abierto a cualquier opción.
España no jugó bien la primera parte, pero supo sufrir y esperar su oportunidad. Con pésimos porcentajes en el tiro se mantuvo en el marcador con casta y oficio, ante una selección francesa cansada de perder contra sus vecinos.