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Este Central Norte, que igualó ayer en un tanto ante Central Córdoba en Santiago del Estero, parece responder mejor cuando el zapato le aprieta, cuando las papas queman, cuando las situaciones son límites, cuando se le pisotea el mote y cuando la adversidad es el común denominador. Y no tanto cuando se gana el respeto, las consideraciones y los elogios de antemano. Así es el cuervo. Cuando tiene que sacar a relucir su máxima expresión de orgullo, cuando la hoguera de los cuestionamientos hacia el equipo y hacia su propio entrenador hacen mella, salta en el campo parte de esa estirpe que le dio buenos réditos en otros contextos.
Central la pasaba mal en Santiago del Estero. Muy mal. Arrancaba perdiendo el partido y con él se iba el crédito de los hinchas y de los mismos protagonistas.
Sin embargo, gracias a un notable cambio de actitud en el complemento y a la genialidad de la pegada de Enzo Noir para ejecutar un tiro libre a la perfección, confabularon para que Hubert Piozzi salve la ropa y el cuervo rescate un punto que le permita seguir creyendo en sí mismo y empiece de a poco a salir del pozo en el que se encuentra.
Central arrancó derecho, firme en el campo y envalentonado con confianza en los primeros minutos, decidido a primerear a un puntero que se hace fuerte en su propia casa y tomando el protagonismo y la iniciativa. Así, Weiner primero, y Magno, después, tuvieron el gol a sus pies. Luego, Central Córdoba, presionado por el fragor de su público, reaccionó y puso el pie en el acelerador. Y a través de los escurridizos Marcos Navarro y Víctor Beraldi empezaron a filtrarse seguido en territorio azabache, pero se topaban con la muralla de la última línea, hasta que Víctor Beraldi -sí, el ex Gimnasia y Tiro-, luego de un par de rebotes y remolinos en el área de la visita, clavó el balón en el ángulo y estampó la apertura del marcador. Un minuto después, Diego Núñez tuvo el segundo en su cabeza tras una gran habilitación de Darwin Barreto, pero Armella salvó increíblemente en la línea con la valla de Maino desguarnecida. Lo mejor que podía pasarle a Central en ese momento era el sonido de la campana salvadora. Y así ocurrió.
Cambio de actitud
En el complemento, los de Piozzi salieron con otra actitud. Y el ingreso de Campos en cuenta de un malogrado Magno le imprimieron más vértigo y dinámica al equipo salteño. Así, de tanto ir el cántaro a la fuente, llegó el merecido empate tras una falta en la puerta del área a Fabio Giménez que Enzo Noir resolvió de manera magistral, clavando el balón en el ángulo 1 a 1. Y el partido se diluyó con la ciclotimia lógica de dos equipos decididos a ganar y que golpearon ida y vuelta hasta el final.
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