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27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Impulsan que se aplique la ley contra el bullying en la escuela

Lunes, 21 de octubre de 2013 03:09
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Tras la sanción de la ley nacional contra el bullying, ahora la preocupación de padres y docentes es que se la aplique en las escuelas salteñas. Si bien en las instituciones educativas una buena parte de los educadores trabaja a diario por voluntad propia contra la violencia escolar, todavía hay quienes deciden no meterse, y ahora, con esta normativa, ya no podrán hacer la “vista gorda” ante los casos de bullying o acoso.

La ley sancionada en septiembre pasado establece la habilitación de una línea telefónica gratuita 0800 para denunciar casos de bullying y una “Guía de intervención para adolescentes”, que se distribuirá en todas las escuelas del país.

La iniciativa impulsada por la diputada del Frente para la Victoria Mara Brawer se enfoca en la promoción de la convivencia y el abordaje de la conflictividad en las instituciones educativas. Estas deberán evitar casos de violencia entre los chicos, que a veces hasta involucran a docentes, promoviendo el diálogo y el respeto, como medida de prevención.

Docentes salteños consultados por El Tribuno coincidieron en que “está bueno que se haya aprobado una ley, ahora habrá que ver que se la aplique porque si no de nada sirve”.

El especialista salteño en educación Gerardo Bianchetti señaló: “Creo que una ley puede ayudar, pero hay que insistir con políticas destinadas a la recuperación de valores solidarios que han sufrido fuertes impactos por la mercantilización de todo el entorno social”.

Siguió: “Es una tarea que debe incluir a padres, docentes, directivos e instituciones de la sociedad civil que estudian y trabajan en estos temas”.

Para Nora Schulman, directora ejecutiva del Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (Casacidn), “la ley es bienvenida como un aporte normativo importante, pero ésta, como otras legislaciones, debe ir acompañada de políticas públicas activas. Por eso son importantes los espacios de consenso y reales instancias de participación, donde los chicos y las chicas puedan expresarse libremente, con respeto y responsabilidad, y ejercer su derecho a ser oídos en todos los ámbitos”.

Bianchetti cree que se debería abrir un debate sobre los medios de comunicación y su fuerte influencia sobre estas cuestiones. “Sí se continúan propalando mensajes que favorecen las actitudes violentas, la ley puede terminar siendo utilizada para actuar sobre algunos grupos sociales, aquellos que siempre han sufrido las exclusiones y la violencia solapada”, señaló el especialista.

Por su parte, Schulman reflexionó: “Pensamos que la única manera de prevenir estas situaciones de discriminación, de castigos corporales y psicológicos, de agresiones entre compañeros y que forman parte de la violencia social de los adultos, es encontrar modelos de diálogo y respeto desde y con ese mundo adulto donde encuentren contención y un buen manejo de los límites y de la autoridad, no solo en la escuela sino en todos los contextos en los que ellos transitan”.

Sobre la polémica por la expulsión de la escuela de chicos agresores que generalmente plantean padres en medio de su enojo, diversos pedagogos, y hasta la misma Mara Brawer, señala: “Los chicos de ninguna manera pueden perder la escolaridad”. En casos extremos, si ese chico es expulsado, su propia institución escolar “debe buscar la manera de reubicarlo”, advirtió.

El testigo, el único que puede cortar la violencia

Silvana Patoco, responsable del Departamento de Atención Psicosocial (y miembro del área de Prevención de Violencia) de la Municipalidad de Salta explicó que en las situaciones de bullying hay tres personas: el agresor, el agredido y el testigo. “Este testigo es el tercero teóricamente y está mirando. Pero es la única persona que puede ayudar a cortar el circuito de violencia”, dijo.

Patoco es psicóloga y trabaja con las abogadas Norma Belmont y Guadalupe Cheda. El equipo realiza diversos talleres con chicos de unas 10 escuelas. “La idea es hacer participar a los chicos porque cuando uno participa y puede compartir y dialogar los conocimientos se fijan más”.

Contrariamente a lo que piensan algunos, Patoco destacó el interés de los estudiantes hasta tal punto que se llegan a generar debates polémicos sobre la violencia en la escuela, situaciones en las que muchas veces quedan al descubierto los “líderes negativos” (chicos que justifican la violencia), con quienes después se realiza un seguimiento.

Para algunos, el bullying es un problema que existió siempre pero que ahora los casos salen a la luz por los medios de comunicación. Otros manifiestan su preocupación porque, efectivamente, observan un aumento sostenido de estos casos.

Patoco se refirió al bullying como “un síntoma de la modernidad”. Cree que internet, los medios de comunicación masivos, las redes sociales, la televisión, el malestar social generalizado por diversas cuestiones son factores que influyen en el ánimo y comportamiento de los adolescentes.

Pero, ¿qué hacer o cómo actuar ante un caso de violencia escolar? “Siempre me voy al ámbito familiar. El chico está llamando la atención de esa forma y hay que ver por qué. Me parece más adecuado trabajar en la escuela el tema de forma grupal y con los padres, a nivel solidaridad y valores”, señaló la psicóloga.

Ausencias y excesos

La falta de intervención de los adultos en los casos de violencia en las escuelas es un fenómeno que se acrecienta. Los educadores cuestionan a los padres y viceversa.

“Durante el año, los padres que aparecen en la escuela son los mismos: de los chicos que andan bien. Los que no y necesitamos que vengan brillan por su ausencia”, dijo un directivo. Por su parte, una madre se quejó: “La escuela no sabe resolver los conflictos y actúa de manera injusta”. A comienzo de mes, en un colegio de Caballito (Buenos Aires), pasó algo inédito: padres terminaron como barrabravas, a los golpes. Los pedagogos sostienen que “lo que hoy en día pasa en las escuelas es un reflejo de la sociedad actual”.

 

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