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Con la llegada del calor, tendemos a cambiar la dieta, pero primero debemos tener en cuenta que, debido al calor, tenemos mayores posibilidades de deshidratarnos. Por ello es recomendable beber una mayor cantidad de líquido, y priorizar el consumo de alimentos frescos, en particular verduras y frutas, ya que son ricas en agua, vitaminas y minerales, y sirven para rehidratarse.
Sin embargo, los alimentos básicos como los cereales, lácteos, carnes y aceites no deben eliminarse. Cada uno de ellos aporta un componente primordial para una buena nutrición, ya sea calcio, hierro, o proteínas, y no se debe descuidar ningún aspecto.
Aunque no debamos dejar de lado la dieta variada, es recomendable evitar las grasas, y en lo posible elegir quesos y cortes magros de carne.