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La Diablada de Oruro deslumbró en Tartagal

Domingo, 17 de febrero de 2013 20:46
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Seguramente, la gran mayoría de los aproximadamente 22.000 espectadores norteños que aguardaron pacientemente hasta pasadas las 3 de la mañana del domingo, no tendrán una nueva oportunidad de disfrutar de la espectacular presentación que realizó en Tartagal y por primera vez en nuestra provincia una delegación de la mítica fraternidad “Diablada de Oruro”.

La presentación del grupo fue lograda luego de un intercambio cultural entre Tartagal y el alejado departamento del altiplano boliviano.

Fue tal la expectativa que había generado esta agrupación que el circuito de la avenida 20 de Febrero y a lo largo de seis cuadras estuvo colmado de público.

La puesta en escena de la delegación “diablera” al circuito del Corso Color, conformada por 120 integrantes y una treintena de músicos, se produjo a las 3 de la mañana del domingo. Como sucede habitualmente en las presentaciones de la fraternidad, los primeros en ingresar fueron los simpáticos “osos” y un “hukumari”, ataviados con impecables y coloridos trajes, quienes fueron los encargados de abrir el paso a las diablesas, los supayes y el resto de los personajes nacidos al amparo del sincretismo religioso que caracteriza a los pueblos colonizados de Sudamérica

El bien y el mal

La lucha entre el bien y el mal y las honras a la Virgen de la Candelaria, venerada desde la llegada de los españoles a nuestro continente (llamada entonces Virgen del Socavón), protectora de los mineros, es el significado más profundo de los trajes, la danza y el espectáculo en su conjunto que si bien nació hace siglos, se fue aggiornando con el paso del tiempo.

El ingreso de la fraternidad fue por sí misma espectacular y se inició cuando se arrojó sahumerios de colores que dejaron impregnado el ambiente de un color y un olor particulares. Ese clima fue acompañado por la música, que a diferencia de lo que se esperaba en los primeros pasos, sonó melancólica y completaron una puesta en escena de primer nivel.

A ese primer ritmo le siguió otro más alegre y carnavalero. Frente al palco principal los supayes (diablos) realizaron típicas coreografías y luego se despojaron de sus máscaras, para bailar entre ellos -sin la presencia de las mujeres del grupo y con el objeto de mantener su tradición coreográfica- una cueca, otro de sus bailes típicos.

Al mostrar sus rostros, los bailarines dejaron ver su origen altiplánico y su orgullo como representantes y guardianes de milenarias tradiciones. Una mención aparte merece la impecable indumentaria de las diablas y los supayes y demás personajes; cada traje, los bordados y las máscaras de la Diablada de Oruro son verdaderas obras de arte y cada uno representa algún aspecto cultural, ritual o religioso, porque en una fraternidad declarada patrimonio intangible de la humanidad por la Unesco nada está librado al azar.

Reconocimientos

Además del aplauso ininterrumpido y la ovación del público, la delegación -que llegó acompañada de prensa propia que registró su presentación- recibió reconocimientos de varios intendentes de localidades salteñas y representantes de turismo y cultura de la Provincia, que fueron invitados especialmente para esta presentación y, como los norteños, tuvieron la oportunidad de disfrutar de un espectáculo magnífico.

Los datos

  • Con una gran fiesta popular concluyeron el martes pasado las actividades de las fiestas carnestolendas.
  • Los corsos de San Agustín desplegaron color, música y tradición ayer desde las 18. La entrada fue totalmente gratuita.
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