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Si alguna otra vez, de aquí a un siglo, por ejemplo, a los salteños se nos ocurre conmemorar un nuevo aniversario de la Batalla de Salta, habrá que extremar los recaudos para que la fecha sea la pura recordación de un trascendental hecho histórico, y no un momento propicio para que personajes de la feria política, local y nacional, la empañen con su presencia y con sus dichos.
Esa fue la suerte que corrió la evocación del bicentenario del triunfo de las fuerzas patriotas al mando del general Manuel Belgrano, sobre las tropas invasoras comandadas por el jefe realista Pío Tristán.
Vino Aimé Boudou, y otros. Vino Aimé Boudou y con eso basta y sobra para señalar el carácter funambulesco que le impusieron a la conmemoración.
Boudou habló. Y llenó de loas a Cristina y a Néstor a los que puso, junto con Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales, como constructores de la gran Nación Latinoamericana que soñaron San Martín, Bolívar y Belgrano.
Continuó hablando y señaló como un “acto de soberanía” la recuperación de la Fragata Libertad que, como se sabe, fue embargada por no pagar lo que se debe. No fuimos nosotros, sino el gobierno kirchnerista. Boudou reía. Reía, y de la risa no se le antojó otra cosa que pretender hacernos creer que él y el gobierno de Cristina postulan “la unidad entre los que piensan igual y los que piensan distinto”, única fórmula, agregó, que permitirá combatir al “colonialismo que sigue acechando detrás del capital financiero”. No importa cuántos son, sino que vayan saliendo!
Y no nos olvidemos del gobernador lugareño, Juan Manuel Urtubey, que ofreció una particular versión histórica merecedora de aplazo en cualquier mesa examinadora de secundario. No hay caso, así como “pa guitarrero se precisan uñas”, para historiador se necesitan estudios y seriedad..
Metió los pieses, diría un criollo fino. Por eso, quizá, desfiló, disfrazado de gaucho, como acostumbra, con los paisanos de la Agrupación Tradicionalista “Gauchos de Gemes”. Velay tatita!
En suma, o en resta, la conmemoración del bicentenario de la Batalla de Salta fue, salvo lo expresado, y otras cositas que se nos escapan, una linda fiesta.
Sobre todo por los fuegos artificiales poco antes del amanecer.