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En medio de la creciente polémica y el reclamo argentino, con 1.672 personas habilitadas para votar en las islas Malvinas, ayer se dio comienzo a la primera consulta popular de la historia del archipiélago para ratificar su adhesión al Reino Unido. Se espera que hoy cierren los comicios, que se descuenta que serán favorables a Londres. Según los observadores internacionales, en la primera jornada ya votó más del 50% del padrón.
Bajo una intensa lluvia, cientos de kelpers concurrieron a los centros electorales a depositar su voto a la sola pregunta de si quieren que las Malvinas mantengan el estatus político actual como territorio del Reino Unido de ultramar.
Londres busca utilizar el resultado del plebiscito para hacer poner fin a la disputa bilateral, aunque eso no ocurrirá porque Argentina sigue diciendo que los isleños son un pueblo implantado y que no tienen derecho a decidir la controversia por la soberanía.
En este marco es que aunque los isleños aseguran que Argentina y la comunidad internacional no podrán desoír su proclamado derecho a la autodeterminación, el Gobierno nacional ya restó importancia al predecible resultado. “La votación no tiene ningún sustento legal”, señaló el sábado a El Tribuno, la embajadora Alicia Castro.
Así es que con el afán de recuperar la iniciativa en la disputa, que se intensificó el año pasado por la soberanía de las islas, los kelpers aspiran no solo a que el “sí” logre un importante porcentaje de adhesión, sino que también desean garantizar una alta asistencia que dé contundencia a su reclamo. A los cuatro centros fijos repartidos por el territorio, se le suman otras cuatro urnas móviles que recorren las islas a bordo de camionetas Land Rover y una quinta que viaja a los lugares más remotos a bordo de una avioneta.
Además, semanas atrás se abrió un registro para que a quienes no puedan estar presentes por una razón justificada se les permita enviar su boleta por correo o habilitar a una persona que la deposite por ellas en las urnas.
Menos del apoyo esperado
Pese a que se ha intensificado la disputa por las islas Malvinas y a las dimensiones políticas que ha tomado el conflicto, la pelea ha despertado poco interés en el pueblo británico y el apoyo internacional ha sido casi nulo.
Al rechazo de los países de la Unasur se sumaron en las últimas semanas distintos gestos diplomáticos: las naciones de Africa adhirieron al llamado al diálogo de la Argentina y los Estados Unidos evitaron la presión británica para que respaldaran el referéndum.
En este contexto es que desde la Casa Rosada se insiste en que la disputa debe resolverse mediante negociaciones bilaterales entre Londres y Buenos Aires, como pide la ONU desde 1965, sin interferencia de los isleños.
Pero el Reino Unido siempre ha rechazado esta opción, alegando que los habitantes de las islas son los únicos que deben decidir su futuro.