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Entre lágrimas, cánticos y música, cientos de miles de personas saludaron ayer, a su paso, el ataúd con los restos del presidente Hugo Chávez durante una extensa y desordenada caravana por Caracas, en medio de la incertidumbre sobre el futuro político del país.
La marcha que acompañaba al cortejo, que luego de cuatro horas estaba lejos de apagarse, no tiene precedentes en la historia contemporánea venezolana. En medio del luto por la muerte del político de 58 años, que falleció la antevíspera víctima del cáncer que padecía desde 2011, ni la oposición ni la dirigencia chavista mencionaron el tema más inmediato por resolver: convocar a elecciones anticipadas.
“La agenda del país está supeditada al duelo” por el jefe de Estado, dijo en una entrevista Mariana Bacalao, profesora de opinión pública de la Universidad Central de Venezuela.
Ante dos encrucijadas
El país enfrenta “dos encrucijadas: la del chavismo, que es resolver internamente cómo quedan ubicados (el vicepresidente) Nicolás Maduro y Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Nacional) y la calidad de las elecciones”, agregó.
Tras la muerte de Chávez el Gobierno anunció que convocaría a elecciones dentro de los próximos 30 días y que el candidato del oficialismo sería Maduro, pero no ha dado ni una fecha exacta ni explicaciones de por qué Cabello, como presidente de la Asamblea, no asumió el cargo tal como lo establece la Constitución.
Entre la multitud, las consideraciones sobre las elecciones y Maduro en el cargo parecían poco importantes.
“Vengo a acompañarlo hasta el final”, dijo José Terán, un operador de grúas de 49 años. “Nunca nos lo esperábamos. Siento un profundo dolor porque perdimos a alguien muy querido...Tenía un corazón muy grande”, aseguró.
A la cabeza del cortejo estuvo Maduro desde el inicio y por la tarde la televisora oficial mostró a Cabello sumándose a la marcha, que tras cruzar calles del centro y del oeste de la ciudad llegó a la Academia Militar, donde Chávez prestó su juramento militar en 1975.
Un revolcón en el tumulto
Vistiendo una chaqueta amarilla, azul y roja, Maduro caminaba lentamente junto al mandatario boliviano Evo Morales, quien también estaba en el grupo. Temprano y en medio del tumulto ambos cayeron al piso.
Una vez en la Academia Militar se realizó una misa. Los restos del mandatario permanecerán allí hasta mañana, pero no se ha indicado cuándo ni dónde será sepultado.
La madre del extinto jefe de Estado, Elena Frías de Chávez, salió junto al ataúd desde el hospital militar caraqueño donde falleció Chávez vestida de negro y secándose las lágrimas con un pañuelo blanco. Una de sus tres hijas, María Gabriela, también fue vista llorando a las puertas del hospital. Pero tras salir del centro hospitalario, fueron ministros y gente del común la que acompañó el féretro, sin que se pudieran ver cerca a los parientes del mandatario.
“Al panteón junto con Simón”
“Chávez al Panteón, junto con Simón”, gritó la muchedumbre a la salida del hospital en referencia al Panteón Nacional, una edificación en el centro capitalino donde reposan los restos del libertador Simón Bolívar, prócer de la independencia de Venezuela y otros países. Al grito de “La lucha sigue, Chávez vive”, miles saludaron el paso del féretro.