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Al principio, como tantos, pensó que la lluvia pararía rápidamente. Sin embargo, no paraba de subir. Un metro. Un metro cincuenta. Casi dos. No podía quedarse en su casa, pensó. Había gente que lo necesitaba. Su ‘segunda mamá‘, así la reconoce, casi seguro estaba atrapada en su vivienda. La señora Haydedearispe (así, todo junto), de más de 90 años, vivía a unas siete cuadras de la suya, en 523 bis entre 7 y 8, en Tolosa , una de las zonas más afectadas.
Roque Benjamín De Rito, conocido en el barrio por todos como ‘Quito‘, no dudó en salir a la búsqueda de la mujer que lo ‘crió‘ y que en su infancia le supo inculcar valores como ‘esfuerzo‘ y ‘respeto‘.
‘Pedí llaves de su casa, pero era imposible entrar. Rompí vidrios. El gas salía de la hornalla. Logré entrar. Sabía que estaba ahí, pero quería que no esté. Casi nadando pasé por el living. Vi la catira de ella flotando‘, relata sin poder contener sus lágrimas.
La heladera tirada, agua hasta por lo menos el metro noventa, y ella, una de las 51 víctimas fatales. Estaba sola. ‘La agarré y me la llevé flotando. Hacía por lo menos veinte minutos estaba así. La puse arriba del sillón, le puse una camisa arriba y la lleve como pude‘, cuenta.
‘Quito‘, que es profesor de educación física y tiene 52 años, sabe que hubo un antes y un después del temporal. ‘Estuve soñando con ella, y con otra mujer a la que intenté rescatar‘, dice. Le fue imposible.
El agua no sólo le provocó la pérdida de todo lo material, sino que la tragedia le tocó donde más le dolía. No sólo su ‘segunda mamá‘. También perdió a su primo Carlos Alberto Golatilech, al que todos conocían como ‘Carlitos‘.
‘Es muy duro esto, no aprendemos más‘, expresa. ‘Carlitos‘ estaba casado con Roxana Bruno. Era rescatista y estaba acostumbrado a saber lidiar con tragedias. ‘Era un tipo bárbaro‘, dice ‘Quito‘, y cuenta que se quedó en la casa de sus yernos donde estaba, a lo mejor tratando de salvar algunas pertenencias. De allí, ya sin vida lo sacó el grupo especial GEO.
Ya pasaron alrededor de 36 horas del inicio de la lluvia que se llevó todo , incluso para muchos, la esperanza. ‘Me gustaría tener un poco más de fuerza‘, dice Quito. Como puede recién ahora empieza a mirar lo que le queda. Está en su taller, ubicado enfrente de uno de los centros de donaciones en 7 y 523.
En silencio, ‘Quito‘ salvó muchas vidas. ‘Cualquiera hubiese hecho lo mismo‘, dice. Ayudó a sacar a aproximadamente seis personas. Cargó chicos en sus hombros. Y luchó. A pesar de eso, se lamenta: ‘No pudé ayudar más‘.
‘A mí me educaron así. Primero, en emergencias, las mujeres y los niños. Pensar en los demás y luego en uno‘, dice.
A pesar de todo, sigue dandole fuerza a los demás. - No jodás, respira hondo y seguí- le dice, alentando a una mujer.
Fuente: La Nación