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El rey Juan Carlos de España renunció al uso del yate Fortuna y lo ha puesto a disposición del Estado español, informaron ayer fuentes de la Casa Real.
Hace doce años un grupo de empresarios de las Islas Baleares en colaboración con su gobierno regional donaron el yate a la institución estatal Patrimonio Nacional de España para que fuera utilizado por la familia real. El Fortuna, el tercer yate con el mismo nombre que ha sido puesto a la disposición de la familia real española para su uso, era el más veloz de su categoría cuando fue botado, si bien su utilización por el rey ha sido cada vez más escasa en los últimos años debido a su elevado coste, ya que llenar sus depósitos de combustible puede costar 26.000 euros.
Tras la decisión del monarca de renunciar al uso del yate, el jefe de la Casa Real, Rafael Spottorno, pidió al presidente de Patrimonio Nacional, José Rodríguez-Spiteri, que proceda a iniciar los trámites para la “desafectación” de esta embarcación como bien de este organismo.
El Fortuna, de 41 metros de eslora, fue donado en 2000 para uso de la familia real por la Fundación Turística y Cultural de las Islas Baleares, y entre la treintena de sus patronos figuraban los máximos responsables de empresas de los sectores hotelero y turístico como Sol Meliá, Barceló, Globalia, y bancario como la Caixa y la Caja de Ahorros de Baleares.
El yate costó en su día unos 3.000 millones de pesetas, equivalentes a 18 millones de euros.