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Una fuerte jugada del gobierno provincial tuvo lugar hace unas horas en la ciudad de Orán y quedará para los próximos días el análisis de sus resultados.
El gabinete pleno de Juan Manuel Urtubey se reunió en esa conmocionada ciudad y la estrategia fue el abordaje individual y en forma separada de los problemas más urgentes.
Así, la inseguridad, la falta de trabajo, la crisis en el campo, el control fronterizo a los bagayeros y la droga fueron temas que tuvieron un análisis orbital por parte de cada ministerio y una reunión plenaria posterior concluyó en que en los próximos días se darán a conocer medidas de relevancia para esa castigada región.
Los ministros se distribuyeron en distintos puntos de la ciudad con vecinos, comerciantes, productores, concejales, fuerzas de seguridad y a cada uno le tocó escuchar los reclamos que no fueron pocos. En realidad cada una de las exposiciones fue un rosario de quejas hacia la gestión provincial. Tampoco escapó a esta crítica la deteriorada figura política del intendente Marcelo Lara Gros, acorralado entre su inacción y las crecientes quejas de los vecinos que miden con la misma vara la gestión provincial y comunal.
Los jefes de las carteras ministeriales volvieron a Salta con el compromiso de analizar cada reclamo el martes en la reunión de gabinete en el Centro Cívico Gran Bourg y esto aquietó un poco las aguas.
Algunas fuentes que estuvieron cerca de las negociaciones afirman que lo más positivo que se logró en Orán fue el acuerdo con los enardecidos bagayeros, quienes no aceptan que su trabajo sea considerado ilegal y plantaron bandera. Están dispuestos a dar batalla y seguir con sus reclamos. Ante la falta de trabajo, los bagayeros consideran que pasar mercadería a un lado y otro de la frontera es una salida laboral y niegan tener vínculos con el narcotráfico. Pero esta sospecha mantiene a la Gendarmería en alerta máxima y obligó a reforzar el puesto 28, lugar donde se produjeron serios enfrentamientos que terminaron con la vida de un joven de 20 años, también bagayero.
El éxito del gabinete sobre este punto parece estar dado porque se lograron frenar las manifestaciones y al mismo tiempo generar un foco de confrontación entre el grupo de manifestantes que ya no parece tan sólido como al principio. Una estrategia -si se quiere- de fractura, promovida desde la reunión sectorizada que los ministros tuvieron en Orán.
Pero también hubo otras estrategias sobre la modalidad de trabajo instrumentada. Aunque no pasó desapercibida y muchos se preguntaron sobre su ausencia, el gobernador Juan Manuel Urtubey no estuvo presente. Ni siquiera al final de las reuniones que se desarrollaron en un hotel céntrico de esa ciudad.
Es que, luego del escándalo en el acto de inauguración de las aguas danzantes y el malestar popular que esto despertó, Urtubey prefirió no viajar al lugar para evitar cualquier posibilidad de reavivar las llamas. Los dejó a sus ministros para que “pongan el pecho aunque sea esta vez” y le den un poco de oxígeno en la larga carrera electoral.
Pero la ausencia de Urtubey en Orán no sólo responde a una cuestión del momento. La fuerte protesta de hace unos días durante el acto inaugural de las aguas danzantes en un lugar donde la pobreza y la droga están provocando un descalabro social, ha sido otro eslabón en la cadena de desaciertos. La reacción popular así lo demostró y Urtubey no está dispuesto a pasar por este bochorno una vez más. Su estrategia será salir de la línea de fuego.