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Los robos perpetrados bajo la modalidad de motochorros se incrementaron considerablemente en los últimos meses en el territorio salteño y los ciudadanos sufren a diario los ataques de estas personas que parecen imbatibles.
Si bien esta forma de operar se hizo cada vez más frecuente desde mediados de 2007, según lo indican las primeras denuncias, la misma se fue incrementando a pasos agigantados.
Los primeros hechos constan de arrebatos en la vía pública, mayormente de celulares y carteras, pero con el correr del tiempo, estos fueron asumiendo un modus operandi con mayor violencia; incrementando el uso de armas de fuego, cuchillos, como así también casos en los cuales los malvivientes se bajaron de las motocicletas y golpearon a sus víctimas salvajemente.
Los lugares de acción siempre estuvieron enfocados en las calles del macrocentro capitalino y barrios marginales.
Sin embargo, con el paso del tiempo, se registraron arrebatos en zonas residenciales como el shopping, el barrio Tres Cerritos, en las avenidas Bicentenario de la Batalla de Salta y Belgrano, entre otros lugares concurridos de la capital.
En un principio, según comentaron los investigadores, los malvivientes operaban en una sola motocicleta, se acercaban a su víctima y le arrebataban objetos como el celular o la cartera a las damas.
Después de seis años, la mayoría de los ladrones abocados a este modo de operar, conformaron peligrosas bandas.
En la actualidad muchos delincuentes circulan de a dos o tres motocicletas, con dos ocupantes cada una y acechan no solo a transeúntes, sino también a locales comerciales.
De acuerdo a esta evolución, la Policía creó una división especial para investigar hurtos de este tipo.
Lograron desbaratar importantes bandas que acechaban a distintos negocios en el macrocentro capitalino, aunque los ataques jamás cesaron.
Entre los casos más llamativos se encuentran aquellos que registraron robos de importantes sumas de dinero desde el interior de vehículos estacionados en la vía pública.
Las víctimas, en su mayoría, fueron seguidas durante un tiempo prudencial para conocer sus movimientos y dar el golpe.
Salideras bancarias y ataques
Llamativamente en los últimos meses se registraron numerosos casos de salideras bancarias en la capital salteña.
En la mayoría de los casos, los malvivientes esperaron a sus víctimas a la salida de cajeros automáticos y cuadras más adelante les arrebataron carteras, portafolios, etc.
Este tipo de hechos son una novedad en la provincia y muestran el desmesurado avance de los ladrones dentro del territorio salteño.
Una de las últimas alertas que se registraron en lo que va del año, son las escuelas jaqueadas por motochorros, como es el caso del colegio Juana Manuela Gorriti, ubicado en Parque Belgrano, en la zona norte.
Allí los directivos expresaron que no sólo los alumnos fueron víctimas de arrebatos, sino también los profesores.
También operan con frecuencia en el interior de la provincia
Los casos de robos cometidos bajo la modalidad motochorros, se fue trasladando desde esta capital hacia el interior de la provincia.
En el departamento General Güemes, se registraron numerosos casos en los alrededores de la Terminal de Ómnibus; incluso uno de los más recordados terminó cuando los malvivientes impactaron de lleno contra un móvil policial durante una cinematográfica persecución.
Por otro lado, en la localidad de Tartagal, en el norte salteño, se cometieron otra cantidad importante de arrebatos.
Inclusive es una de las zonas donde se registraron mayores casos de robos con fuertes sumas de dinero de por medio.
Además, la violencia también se apoderó de las calles de Orán, lugar donde existen cientos de denuncias por este tipo de robos.
Durante una visita de El Tribuno a esa ciudad, los efectivos informaron que el modo más común de operar es abordo de motocicletas de pocas cilindradas.
En muchos casos, los denunciantes informaron que los malvivientes se bajaron de los ciclomotores y mediante amenazas con armas blancas se apoderaron de sus objetos de valor. Un caso que conmovió a los habitantes de la localidad de Orán, fue el que vivió la periodista Andrea Silvera, quien se desempeña como corresponsal de este matutino, quien sufrió lesiones tras haber sido brutalmente atacada por este tipo de delincuentes.