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Los adrede olvidados

Domingo, 02 de junio de 2013 22:03
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En la manipulación efectuada en forma totalmente intencionada para la consecución de lograr la conformación de un ser humano “repitente” y “no pensante”, “no creativo”, a través de los siglos se ensalzaron a personajes que nos impusieron sus teorías y afirmaciones como “verdades reveladas”, las que falsas, o en el mejor de los casos verdades a medias y deformadas, fueron funcionales a los objetivos buscados por sus patrocinadores.

Tan es así que, en la cultura occidental, la divergencia, la profunda escisión del pensamiento Socrático (platónico) con el Aristotélico, o el cristianismo de Pedro con el de Pablo, se mantiene con absoluta vigencia. Mostrándolas amalgamadas son la base de la actual gran confusión.

Por ello, la historia oficial hoy globalizada, y por internet elevada a la categoría de única verdad indiscutible, ha culminado con el lavado de cerebro dogmático que impera desde hace más de quince siglos; cubrió con un manto de olvido y absoluto silencio, para que nunca su ejemplo sea fuente de inspiración o un modelo a imitar o seguir, a los verdaderos pensadores y creadores que dieron a la humanidad las herramientas, y produjeron los verdaderos “saltos cualitativos” que sólo el conocimiento creativo integral, como creados a “imagen y semejanza de Dios”, pueden dar en beneficio de todos los seres humanos.

¿Quiénes son?

En la columna de hoy me referiré a alguno de ellos en forma enunciativa, sólo a modo de presentación. En las venideras, intentaré brindar una mínima semblanza, a efectos de poder constatar la realidad de la historia como un “proceso” (no como una sucesión de hechos aislados y desconectados entre sí), basada en la verdad, en documentos exactos y probados, sustantiva y no adjetiva, y que el conocimiento humano es necesariamente “integral” en su faz: económica, físico-química, armónico-

musical, idiomática, política, filosófica, religiosa.

Al seccionarlo, al reducirlo en “especialidades”, el conocimiento se pulveriza en las mentes.

Al estar dividido y fraccionado impide absolutamente una continuidad eficiente del proceso creativo integral.

De allí que el axioma del Imperio Británico: “divide et impera” se aplica a rajatabla a todos los órdenes de la actividad humana cuando el objetivo es el dominio del hombre por el hombre. El acaparamiento del “Fuego” (platónico) para sojuzgar y no para liberar al semejante.

Entre los “olvidados” me refiero a: Kepler, Nicolás de Cusa, Brunelleschi, Fermat, Leibniz, Gauss, Rieman, Vernadsky, Schiller, Toscanelli, Carlos III, los artistas clásicos en sus armonías y alegóricas escenificaciones, a quienes es preciso rendirles el agradecimiento de la humanidad por la entrega de sus conocimientos en beneficio de los que nos precedieron, de nosotros y de los que nos sucederán, logrando de tal manera hacernos entender el concepto de “eternidad” en razón que sus vidas, por lo que nos legaron se replican una y otra vez en las sucesivas generaciones.

Valga como ejemplo un Mozart que vive una y otra vez en cada interpretación de sus armonías.

En la entrega y legado del conocimiento integral de los principios físicos, inmutables y permanentes, intrínsecos a la condición humana de cocreador del universo en su permanente creativa transformación.

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