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Para las PASO falta poco. Por si algún lector es poco propenso a memorizar siglas, ese es el nombre que reciben ahora las elecciones internas, que son obligatorias pero que solo se hacen si hay varios postulantes por partido. Muchos calculan que en esos comicios, el 11 de agosto, podría volver a pasar a nivel nacional lo mismo que en 2011: que las generales sean innecesarias, o un mero trámite. Solo que esta vez no necesariamente ganaría el kirchnerismo.
Ese es el primer dilema para los dos candidatos kirchneristas salteños: La familia Urtubey piensa que el espacio K les pertenece, aunque nadie explica bien por qué. A Rodolfo, en la Rosada, solamente lo conocen por las tertulias de trasnoche de algunos funcionarios en Puerto Madero. A José, Cristina lo bajó de la UIA y Juan Manuel, l'enfant terrible, se ocupa de ponerla nerviosa. Cuando él no habla, lo hace Federico Posadas, que le avisa a la presidenta que, para ellos, lo suyo termina en 2015; o si no, Juan aprovecha el fin de semana para ir a la reunión de la Pastoral Social donde los obispos le dictaron la excomunión a la Reforma Judicial.
Pero ellos son K. Y fanáticos. El incorregible Gonzalo Quilodrán - es bueno recordar que sigue en el presupuesto- desafió a los tres senadores a qué digan cómo votaron las leyes K. Se llevaría alguna sorpresa. Pero lo cierto es que la familia Urtubey, tanto hijos como entenados, quiere asegurarse que Andrés Zottos, el Mono Pérez Alsina y todos los cismáticos del Frente para la Victoria queden afuera del espacio K. Y del Grand Bourg.
El problema es que estos habían llegado antes. El espacio K es grande y resistente: a uno le cuesta asociar a Julio Loutaif y a José Vilariño con Estela de Carlotto.
De todos modos, para los U el problema no es ideológico. La cuestión es territorial. ¿Qué pasaría si los votantes creen que Zottos es el candidato de Cristina, que pase lo que pase sigue siendo la estrella nacional a nivel salteño?
Habría un problema, ese espacio se dividiría y a esta elección, nadie la tiene ganada ni nadie le va a sacar cuatro cuerpos a otro.
Por eso a Zottos no lo quieren ver por el Grand Bourg, pero tampoco en las fiestas patronales. A la de Los Toldos lo mandaron al ministro de Trabajo, Eduardo Costello.
El Indio Godoy decía, hasta antes de la ruptura, que el PRS había virado a la izquierda hasta convertirse en peronista. Es decir, que según él, el peronismo es de izquierda.
Ahora no: los únicos renovadores de izquierda que quedaron son Loutaif y Fiore. Y los intendentes.
Sergio Leavy, que también sería de izquierda, aseguró que a Zottos le va a ir mal. “Toda la vida Zottos y el PRS se beneficiaron siendo parte del kirchnerismo, ahora dicen que no comparten ideas con Cristina y la política nacional”, aseguró. No precisó cuándo dijeron eso. Pero mostró la hilacha. “Hay dos lugares en los que al Frente para la Victoria le va a ir muy bien, uno es Tartagal y el otro es Metán”. Nada menos.
Y Cristina Fiore se mostró desconcertada: “Hace dos o tres días escuché a Zottos apoyando a las políticas de Cristina, con lo cual no entiendo nada”. Es la única que no entiende: en un gallinero no entran dos gallos.