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?Metegol es una película para el disfrute de toda la familia?

Miércoles, 24 de julio de 2013 21:14
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Con más de una veintena de películas en su haber, Pablo Rago es el único actor argentino que actuó en dos filmes que ganaron el Oscar.

“Estoy muy feliz de haber hecho a Belgrano. Según mi hijo, en el tricentenario, van a dar mi película. No tengo nada más que desear ya”.

Era un preadolescente cuando apareció en La Historia Oficial en 1985. Alejado del rótulo de galán adolescente en 2009 se lo vio en “El secreto de sus ojos”. Hoy, nuevamente de la mano de Campanella, protagoniza la primera película animada en 3D de la Argentina, Metegol que solamente el día de estreno en el país llevó 103 mil espectadores.

En diálogo exclusivo con El Tribuno, Rago vuelve a su infancia y asegura: “El metegol hoy está mucho más en las provincias, en Capital no hay. Cuando he viajado con obras de teatro, en giras, me he dado cuenta de que los metegoles están en los bares, en las puertas de los quioscos. Eso me hace acordar mucho a mi barrio: había un metegol en un quiosquito a la vuelta de casa y lo gastábamos”.

¿Es una película nostálgica?

Es una película muy de Campanella. Habla de los principios básicos de la humanidad: del amor, de la unidad para conseguir las cosas, de la amistad. Y, por supuesto, el humor que es fundamental. No es una película para chicos, si bien es una película de dibujos animados que los chicos van a entender y disfrutar mucho, pero es una película para todo el mundo. Yo soy muy, pero muy seguidor de las películas de animación, disfruto mucho viéndolas. Y ésta tiene la estructura de ese tipo de filmes: es de dibujitos animados, entonces es para chicos, pero van a ir los viejos y se van a reír a carcajadas porque hay muchísimos chistes, sobre todo para los argentinos: la escapada en helicóptero del intendente de la ciudad nos hace acordar a algunas cosas. Y así como esa, varias más. Es una película para toda la familia que los chicos disfrutan y lo demuestran.

Trabajás nuevamente con Campanella. ¿Cómo vivís esa experiencia?

Sí. Juan es tan encantador, así como uno lo ve. Es tan sencillo, disfruta tanto del trabajo que volver a trabajar con el para mí es un placer. Cada vez que llama es porque hay una noticia buenísima. Ya me llamó para Vientos de Agua, después El Secreto de sus ojos, también para Belgrano. Con lo cual, cada vez que llama él es una muy buena noticia. Y que a partir del Secreto de sus Ojos sea un tipo mundialmente reconocido, en un punto yo siempre lo jodo y le digo “ahora vas a tener que llamarme para todas las películas porque te va a dar suerte”. Yo no lo quería decir, pero veníamos en la combi para la nota y alguien le dijo a Juan: “¿Qué onda con el dos veces ganador del Oscar?” Y Juan decía: “Y ojo, porque con esta viene el tercero” (risas).

En el filme Rago le presta su voz a El Capi, cabecilla de un equipo de jugadores de metegol que cobran vida: “Algo mío que puedo reconocer en el personaje es que de chico siempre fui el capitán de los equipos en los que jugué al fútbol. En Deportivo Español fui capitán en las dos divisiones en las que jugué. Cuando jugué al rugby, en Vélez, también fui el capitán. Así que supongo que debo tener alguna cosa de líder que tiene El Capi de la película, pero después nada más a la altura, la altura del jugador de metegol, eso es todo”, afirma risueño.

La semana pasada se estrenó Metegol y en agosto también estarás en el cine. ¿Cómo sigue tu 2013?

Este es un año de estreno de cine. El jueves 18 estrenamos Metegol, el 1 de agosto estreno Vino para robar, una película que filmé este año en Mendoza con dirección de Ariel Winograd, con Daniel Hendler y Valeria Bertucelli. Y sigo con TVR todo el año, pero muy tranquilo y con muchas ganas de volver al teatro. Tengo un par de proyectos y necesito organizarlos bien, porque TVR tiene un horario muy especial los sábados a la noche. Si se hace en vivo, no podría actuar. Tengo que organizarme bien, tengo muchísimas ganas de volver al teatro.

 

Conducís un programa que se inició con otro formato y que, hoy en día, muchos siguen y muchos critican. ¿Cómo convivís con eso?

Sí, me tocó incluso entrar en el momento más difícil en TVR: en el año de las elecciones. Y lo noté. De los halagos no hablo porque con los halagos está todo bien. Ya recibía críticas incluso antes de empezar a trabajar por ir a un programa de una productora que es oficialista y van a hablar bien del gobierno. No pasa eso en TVR. En todo caso, lo que no se hace es hablar mal del gobierno, no es que hay momentos o se utiliza el programa para hacer propaganda del gobierno. Hace algo más de diez años me hicieron una nota y me preguntaron qué me gustaría ser además de actor y yo dije: “ser conductor de TVR” y el periodista me dijo: “qué bueno, te gusta la conducción” y contesté “no, la conducción en general me da igual. Quiero ser conductor de TVR”. Se ve que de eso se acordó Diego Gvirtz cuando salía Wainraich del programa y me convocó. Sé que entré en un momento muy difícil para poner la cara, pero hoy estoy disfrutando muchísimo del programa. Me tratan muy bien en la productora, no me obligan a decir nada de lo que no quiero hablar y tengo un compañero que desde el día uno me hizo sentir muy cómodo.

Has interpretado a Belgrano, un personaje fundamental de nuestra historia que antes se visualizaba en las figuritas de revista y ahora muchos asocian con vos.

Totalmente. No me puedo imaginar aspirar a alguien más. Estoy feliz de haber hecho a Belgrano. La película sigue en las escuelas y eso es sublime.

 

 

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