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Urtubey ya lo extraña mucho a Andrés Zottos

Martes, 30 de julio de 2013 16:36
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“Tarde llegaste, marqués, en volver arrepentido...” El interlocutor no era un noble, sino un indio; era el Indio Godoy. Quien lo despachó con cajas destempladas fue Andrés Zottos. Al vicegobernador no le hizo gracia la invitación a una audiencia conciliatoria que le hacía llegar Juan Urtubey a través del operador todoterreno.

Dicen que cuando vio llegar al Indio, a Zottos se le cruzaron dos imágenes. Primero, la del pasado más o menos cercano. Hace dos años, cuando obtuvo el 53 por ciento de los votos -más un cuatro por ciento de urnas volcadas- Urtubey se sintió Gardel y, de ese modo, Zottos y los todos los renovadores pasaron a ser descartables. El gobernador fue coherente con su historia: los ninguneó al extremo y, llegado el momento de las definiciones, los mandó a la papelera.

Claro, Juan y su entornito no se imaginaban que era tan imprudente aplicar el “método spam”.

A poco de andar, las encuestas propias le hicieron saber que, en San Martín, Zottos y el otro ex socio ahora despechado Sergio Leavy, aspiran a reunir sesenta mil votos cada uno, el primero como senador y el Oso como diputado nacional. El problema es que van con boletas separadas y, para que la cuenta cierre, hay solo una posibilidad: que la gente vote a Zottos y a Leavy.

Por eso Andrés les advirtió que no se piensa bajar. Porque ahí está la otra idea que se le cruzó al vice: el que traiciona una vez, traiciona todas las veces que sea necesario.

Zottos siente que su futuro político es generoso, pero sabe que al lado de Urtubey vence el 10 de diciembre de 2015. Y después, a vender seguros.

Ese mensaje es el que transmite a los diez intendentes renovadores: ustedes podrían convertirse en descartables el 27 de octubre.

El Indio regresó cabizbajo. Dicen los que lo conocen que él tampoco entiende qué le pasa al gobernador, emperrado como parece en imponer una boleta poco seductora, integrada por su hermano Rodolfo, -el candidato, aunque no lo parezca-, la pequeña Lulú y la precoz Evita.

La alianza entre Miguel Isa y la familia Urtubey no parece muy armoniosa. Aunque la joven estudiante de Derecho ya está buscando oficina en el Congreso, con cinco meses de antelación, tiene un problema: los candidatos a diputados nacionales urtubeycistas suman todos para el Tolo, pero dividen entre ellos. Como no hay ley de Lemas, corren con desventaja frente a Durand Cornejo, Gramaglia, a la joven Singh y Silvina Vargas. Evita podría ganarles a Leavy, a Viel y a Posadas, y quedar cuarta, con el Tolo primero o segundo. Esto no le preocupa a Juan Manuel, inquieto como está por la exigua distancia que separa a Rodolfo, Olmedo y Zottos en los sondeos. Claro que hay muchos indecisos.

La familia gobernante cuenta con la visita de la presidenta Cristina, el jueves, con la que esperan conseguir una foto con Juan Manuel y Rodolfo; también esperan que no se les cuele Zottos, que se reivindica “más kirchnerista que ninguno”. Es cierto que, desde el lunes, las inauguraciones oficiales están prohibidas en virtud de la ley de internas abiertas con las que la misma Cristina reformó el régimen electoral. De todos modos, va a inaugurar un gasoducto y los candidatos oficialistas harán cola.

Faltan doce días para las internas abiertas que, mal que le pese a Urtubey, son obligatorias. Una concurrencia masiva de la gente a las urnas podría traer inconvenientes al “manejo del escrutinio”. La verdad se va a conocer el domingo 11, a la noche. Pero esa verdad no será definitiva, porque a partir de allí comenzará la otra campaña, la que consagrará el 27 de octubre a tres senadores y tres diputados nacionales. Aunque de pensarlo, a Juan Manuel le corre hielo por la espalda, nadie cree en el Grand Bourg que el Tolo salga tercero. Es cierto, ningún candidato cree que vaya a salir tercero.

Con seis años en el Gobierno, la familia Urtubey cuenta con el aparato del Estado, que no es poco, pero carga con el peso del desgaste. Rodolfo promete hacer realidad, como senador, “lo que nunca se cumplió”. Es curioso, pero su hermano lleva ya seis años de “hacer realidad la esperanza”. En Salta se caen las escuelas, faltan 40 mil viviendas, falta trabajo y aumentan los motochorros, hay escapes de gas en Hospital San Bernardo y falta el agua hasta en el Shopping... Tolo promete resolver todo desde el Senado.

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