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El excéntrico Silvio Berlusconi no tiene paz. Los jueces del Tribunal Supremo italiano comenzaron a deliberar ayer para pronunciarse sobre la condena de cárcel e inhabilitación dictada al ex primer ministro Silvio Berlusconi, por el delito de fraude fiscal en el caso Mediaset. Según las partes, en este proceso la decisión del Alto Tribunal puede demorarse incluso hasta mañana.
El Tribunal Supremo sorprendió hace unas semanas con su decisión de adelantar la reunión y no esperar hasta octubre, como se creía, al explicar que en agosto habrían prescripto algunos de los delitos que se le imputan a Berlusconi.
El abogado de Berlusconi, Franco Coppi, antes de entrar en la sala explicó que no se pedirá aplazar para septiembre la decisión y adelantó que creen que “la sentencia puede llegar probablemente el jueves”.
Según la práctica habitual del Tribunal Supremo, primero se leerá el sumario de estos siete años de proceso, que comenzó en 2006, y después tomarán la palabra para su alegato Coppi y el fiscal Antonio Mura.
En Italia se viven horas de nerviosismo a la espera de saber si Berlusconi, de 76 años, desaparecerá así de la escena pública, dejando a su partido sin jefe y por ende debilitará al Gobierno de coalición liderado por Enrico Letta, del Partido Democrático (PD) que accedió al poder en alianza con el partido Pueblo de la Libertad (PDL).
El 8 de mayo el Tribunal de Apelación de Milán condenó a Berlusconi a cuatro años de cárcel -rebajados a un año por la llamada ley del indulto- y a cinco de inhabilitación en el desempeño de cualquier cargo público y confirmó la pena dictada en primera instancia. Berlusconi fue declarado culpable de fraude fiscal al considerar que su grupo audiovisual, Mediaset, entre 2002 y 2003 evadió al fisco en cerca de siete millones de euros y los desvió a cuentas en el extranjero procedentes de los derechos de transmisión de películas estadounidenses.
La posible condena no solo supondrá que tendrá que cumplir un año en arresto domiciliario, ya que es mayor de 70 años, o si lo prefiere realizar durante este tiempo trabajos socialmente útiles, sino que significará su salida definitiva de la política de la península itálica.