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Pese a que todo se decidirá recién en octubre y que muchos ni siquiera saben qué es lo que se vota, las costosas elecciones primarias de hoy pondrán blanco sobre negro las aspiraciones reales de todos los dirigentes trascendentes de la Argentina. A solo dos años de una sucesión presidencial que podría incluir un fin de ciclo, esta mega encuesta nacional tiene un condimento extra que la transforma en mucho más resonante de lo que verdaderamente debería ser.
Suponiendo que no se baje ningún candidato de peso a partir de mañana, ¿influirá el resultado de estos comicios en la contienda general? La política suele moverse al compás del estado de ánimo de la gente, así que lo que pase esta noche tendrá una importancia previsible, aunque más simbólica que definitiva.
El Gobierno necesita mostrar respaldo popular para una gestión que no tiene re-reelección y que no logró minimizar ni la inflación ni los altos índices de inseguridad. Esos dos asuntos, muy por encima de la corrupción, el cepo al dólar o la educación, están al tope de todas las preocupaciones ciudadanas.
La oposición, embarcada nuevamente en diversas opciones electorales sin un armado nacional determinante, sabe que falta poco para 2015 y que sus caras visibles aún no terminan de instalarse con demasiada fuerza en el imaginario colectivo de la sociedad. Muchos hablan de Sergio Massa y de Daniel Scioli como los exponentes más adelantados en esa carrera, pero pocos conocen realmente qué es lo que piensan y con qué peso territorial buscarán alcanzar la presidencia. Ambos, pase lo que pase tras el escrutinio de esta noche, apuestan a llegar al mismo lugar pero desde distintos caminos: uno desde la oposición y el otro desde un oficialismo reciclado.
Cristina, que sigue sin decir claramente que no buscará reformar la Constitución aunque los números así lo demuestren, empujó la candidatura de Martín Insaurralde en Buenos Aires hasta un techo muy cercano al suyo. Todos los votos que logre el intendente de Lomas de Zamora serán en realidad votos puros y duros en favor de la Presidenta, así de simple.
Una buena elección para el kirchnerismo en el principal distrito del país tendría un efecto doble: aplacar el incipiente crecimiento de Massa y darle aire al partido gobernante para instalar a partir de noviembre a un postulante de cara a la cruda disputa por la sucesión. No es ninguna novedad que la alianza entre la Casa Rosada y Scioli se romperá tan rápido como el exmotonauta mencione la palabra “presidente”.
El Gobierno conoce mejor que nadie a los intendentes del conurbano y a sus particulares formas de ver la lealtad: la fidelidad que hoy dicen tener para con la Presidenta es la misma que le jurarán mañana a cualquier dirigente que pueda ayudarlos a sobrevivir. Cristina se juega en estas primarias el apoyo de muchos de ellos para octubre o su eventual respaldo a listas peronistas contrarias a su proyecto como las del exjefe de Gabinete.
Los otros
Las opciones no peronistas también llegan a las primarias con un desafío de incalculables proporciones. Con un radicalismo debilitado en la mayoría de las provincias y un socialismo expectante a lo que pase en la novedosa interna porteña de UNEN, Hermes Binner y Julio Cobos son otros de los que arriesgan una porción mayúscula de su capital político en las elecciones de hoy.
El Acuerdo Cívico y Social es el único frente nacional de oposición que incluye algo más que figuras mediáticas sin peso territorial. Esa fuerza está en todo el país y podrá sumar los votos de Binner en Santa Fe, de Cobos en Mendoza, de UNEN en Capital y de Margarita Stolbizer en Buenos Aires. El desafío para ellos es mantener la unidad del espacio y profundizar sus coincidencias para colocarse ante la opinión pública como una alternativa viable. De los resultados de esta noche dependen buena parte de los máximos líderes del movimiento.
¿Y el macrismo? Mauricio Macri, así como tuvo la virtud de consolidarse como el gran referente porteño de los últimos años, nunca pudo superar los problemas para trasladar su propuesta al interior del país. Salvo en Santa Fe, donde tiene a Miguel del Sel, en el resto de los distritos la posición del PRO es casi irrelevante. Si el expresidente de Boca no logra superar a partir de ahora esa limitación, sus deseos de ocupar el sillón de Rivadavia se quedarán solo en eso y difícilmente se transformen en realidad.
Cuando termine la jornada de hoy nada habrá cambiado de fondo, aunque sí de forma. Los candidatos serán casi los mismos que llegaron a las primarias y los frentes electorales muy probablemente no sufran alteraciones, pero el humor de los postulantes -clave en una disputa electoral- quedará inevitablemente afectado ante un electorado que pese a la desinformación reinante seguramente irá de forma masiva a las urnas. Solo eso, en un país con los vaivenes políticos de la Argentina, ya será un triunfo inobjetable para todos.