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La muerte de Marcos Ortega, el cambista jujeño que apareció en la ruta nacional 9, camino a La Caldera, acribillado de tres balazos en la cabeza el pasado cuatro de abril, dio un giro rotundo en la investigación.
Lo que parecía ser un crimen organizado, sin rastros ni huellas, se fue aclarando con el correr de los meses y cuando la familia Ortega prácticamente había perdido las esperanzas de que aparezcan los responsables y se haga justicia, se presentaron dos testigos encubiertos ante el juez de Instrucción en Transición Pablo Arancibia, aclarando sus dudas y aportando datos de suma importancia para identificar al asesino.
Con las pruebas, el magistrado envió una comisión de efectivos de la Brigada de Investigaciones a la vecina provincia y con la colaboración del Juez de Garantías de Jujuy labraron las actas de detención.
Se espera que en las próximas horas el principal sospechoso, que ya fue identificado, sea detenido y trasladado hacia la capital salteña, donde será juzgado bajo las leyes de nuestra provincia.
Altas fuentes confirmaron a El Tribuno que el asesino de Marcos Ortega sería un hombre que ejerce la misma actividad que practicaba la víctima.
Por otro lado, tanto el magistrado como los pesquistas sospechan que el homicida no actuó solo y que otras personas lo ayudaron.
Con la firme sospecha de que el asesino tendía más de un cómplice, efectivos de Salta y Jujuy trabajan por estas horas conjuntamente.
Desde la oficina de prensa del Poder Judicial no descartaron que se pueda realizar más de una detención.
Cuando se produjo el hallazgo de Marcos, al realizar el peritaje correspondiente se supo que el mismo fue ejecutado el 31 de marzo en el interior de un vehículo Audi A3, que posteriormente apareció totalmente incinerado, con el fin de ocultar huellas.
Los informes médicos revelaron que la víctima estaba sentada cuando recibió los disparos, no se defendió y tampoco intentó forcejear con sus agresores.
Al realizar los análisis e inspeccionar su cuerpo, determinaron que el mismo no tenía marcas en las muñecas, por lo que sospechan que no estaba atado en el momento en el que le dispararon.
Creen que lo mejicanearon
Con los datos recabados se sospecha que Ortega fue víctima de una mejicaneada, ya que su familia expresó que el sábado 30 de marzo un automóvil Audi A3 con los vidrios polarizados -que posteriormente se supo tenía un pedido de secuestro desde Buenos Aires tras haber sido robado-, fue a buscarlo a su casa.
Trascendió que Marcos le dijo a sus familiares que iba a comprar dólares, para poder trabajar tranquilo esa semana, ya que en ese época escaseaba la moneda norteamericana.
Cuando volvió, les contó que no había podido hacer el negocio ya que había ido hasta una casa a comprar el dinero y la persona con la que tenía que negociar estaba totalmente alcoholizada, por lo que había acordado regresar al día siguiente.
El domingo a las nueve salió de su casa, diciéndole a la mayor de sus hijas que iba a comprar dólares y regresaría en un momento para ir a la casa de una tía a festejar las Pascuas. Su hija aseguró que cuando Marcos se fue, no estaba el sospechoso automóvil esperándolo.
Su familia comenzó a buscarlo ese mismo domingo y, según el testimonio de sus hijas, la policía comenzó a buscarlo cuando se enteraron que al salir de la casa llevaba consigo un bolso que contenía una gran suma de dinero y al conocer la actividad a la que se dedicaba.
“Creemos en la justicia salteña”
Vanesa Ortega, una de las hijas del cambista jujeño, dialogó con El Tribuno y aseguró: “Estamos muy agradecidos con Salta, creemos en la justicia y nos pone felices que ahí se esté llevando adelante la causa”.
Invadidas por una mezcla de sensaciones, la alegría de que habrían encontrado al homicida de su padre y el dolor de una pérdida irreparable, puso en alto el nombre de Marcos.
“Mi papá era una excelente persona, nos dio mucha bronca escuchar todas las cosas que se dijeron de él. Mi mamá y hermanas estamos muy orgullosas de él, fue un gran padre y esposo. El vacío que nos dejó es muy grande, era el pilar de nuestra familia y sin él no encontramos el sentido a la vida. Tenemos fe en que los culpables van a pagar y sobre todo buscamos la justicia divina”.
“Sospechamos que eran personas que lo conocían -agregó-; no encontramos otra explicación, porque no tenía enemigos y hacía 24 años que era cambista. Todos los conocían y mucha gente lo apreciaba”.