inicia sesión o regístrate.
Entramos en el bar más frecuentado por políticos lugareños, principalmente por los pertenecientes y allegados al partido gobernante. Y también por sus simpatizantes, y no pocos disidentes. Ya han de saber de cuál bar estamos hablando.
Y lo primero que nos llama la atención es el ambiente festivo que hay en el local: desde varias mesas se escucha cantar a los parroquianos estrofas de una canción que, según lo que recordamos, fue muy popular hace décadas: “El camaleón, mama, el camaleón / cambia de colores según la ocasión”.
Claro, pues, nos decimos, ”El camaleón”! Eso lo pusieron de moda “Los diferentes de la sierra”, y también “King África”. Claro, pues. “Tu corazón, nena, tu corazón / cambia de colores como el camaleón.”
- ¿A qué obedece este jolgorio”, le preguntamos a un conocido. ¿Están haciendo referencia a algún notable? ¿Se puede saber a quién? ¿Será la Cristina Fiore, tal vez Loutaif?
- No me diga que no se enteró, nos dicen. Ustedes sabrán que nuestro gobernador, don Juan Manuel Urtubey, es un reconocido y confeso fanático de River Plate. Todo el mundo lo sabe! Tan hincha es que no trepida en subirse al primer avión que encuentra para ir a verlo jugar al equipo de sus amores. Sea donde fuese! Aquí todos creíamos que su corazón sólo latía por su pasión por los millonarios. Y sufrimos un tremendo desengaño!
- ¿Por qué, qué pasó?
- Vamos, no digan que están en babia! ¿No se enteraron que el martes 30 de julio, para satisfacer a los bosteros, se puso la camiseta xeneize y posó para los fotógrafos? ¿No lo podíamos creer!
- ¿Qué, ustedes son todos hinchas de River?, preguntamos inocentemente.
- No! Lo que sucedió es que lo teníamos a nuestro gobernador como un hombre de amores firmes... Y nos decepcionamos! Ya sabemos que Urtubey se pone, y no hace distingos, la camiseta de Central Norte, la de Juventud o la de Gimnasia y Tiro. Al fin y al cabo son votantes locales! Pero, la de Boca! Eso no estaba en nuestra imaginación. Y él sigue afirmando que es de River! Mire lo que nos puede acontecer a nosotros, que también nos juró amor duradero.
Los parroquianos continuaban cantando: “Todo ese cariño que tú me juraste / muy poquito a poco lo metamorfosiaste. / Mucho me querías si conmigo estabas, / yo me daba vuelta y tú me engañabas. / El camaleón, Juan, el camaleón.”
Nuestro interlocutor nos tomó del brazo y nos condujo hasta la acera. - ¿Saben qué?, nos dijo al oído. Ahí anda corriendo una coplita para nuestro gobernador que dice:
Hoy viste ropaje gaucho, /
mañana andará de frac. /
si se viste de sí mismo /
han de decir que es disfraz.
Saludó y se fue.