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Los hechos dramáticos ponen a prueba. Fue el caso de Lisandro, propietario de un bar cercano al trágico estallido en Rosario que ya dejó varios muertos y heridos. Conmocionado por la explosión, y sin medir consecuencias, acudió rápidamente junto a su socio al lugar de los hechos para brindar asistencia a quienes quedaron atrapados en el derrumbe.
?Pensamos que fue un atentado, fue terrible?, señaló aún aturdido. De acuerdo a su relato, cuando irrumpió en el edificio ya no había olor a gas, aunque sí muchisímo fuego y víctimas con lesiones, que no podían salir. Entre ellas, chiquitos.
?Rescatamos a dos bebés en buen estado, las madres estaban bien, con mucho susto?, celebró el joven, aunque aclaró que quedaba mucha gente entre las ruinas.
Pero también debió afrontar situaciones díficiles. ?Nosotros vimos a una persona muerta, estaba con vida pero no pasó. Es degarrador. Gritando, con humo, se quemaban, atascados entre los escombros. Parecía la AMIA?, comparó en alusión al atentado terrorista producido en la mutual judía.
Ante la consulta de por qué se lanzó a ayudar, conociendo los riesgos que conllevaba la decisión, Lisandro respondió: ?Ni lo pensás, es lo que hay que hacer?. Y desdramatizó los daños que se produjeron en su bar, a raíz de la explosión. ?La plata va y viene, lo que importa son las vidas y las personas?.
Fuente: Infobae