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Barrio San Remo: vigilia para inscribir a niños en la sala de 4 y 5 años

Domingo, 01 de septiembre de 2013 22:27
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Sobre la vereda de la escuela 4035 Prof. Alejandro Gauffin de barrio San Remo anoche hasta las 21 ya habían 26 padres y familiares para inscribir mañana a sus niños en el prejardín y en el jardín de infantes. Algunos con reposeras y algunas mantas, otros con lo puesto esta noche harán vigilia para intentar conseguir un asiento. Por estas horas, el rumor que corre en la fila es que sólo se darán 50 números.

María es la primera. Se instaló en el frente de la institución a las 14. Es que a pesar de que vive a tres cuadras de la escuela, el año pasado no inscribieron a su nena en la sala de 4. Por ahora va a una salita privada, pero la familia ya no puede costear ese gasto. La joven contó que “el año pasado, la directora no aviso con tiempo a la comunidad de que directamente no se iba a inscribir en el pre; al otro día salió y dijo: ‘no hay cupo”. Muchos quedamos afuera viviendo en el barrio”. En junio pasado se abrieron dos salas nuevas. Sin embargo, tampoco la llamaron ¿Cómo se cubrieron esos lugares?”, se preguntó.

Nilda con su bebé de seis meses en brazo alcanzó el décimo lugar. Tiene que inscribir a su nene para el jardín. Esta vez, se fue unas horas antes porque el año pasado no logró anotarlo. Contó que no tiene un familiar que la ayude, además como está amamantando al niño no lo puede dejar con nadie. “Me quedaré con mi bebé toda la noche, porque sí o sí necesito anotar a mi hijo en esta escuela”, dijo la mujer de barrio El Círculo.

Verónica, embarazada de seis meses, llegó preocupada sin saber con qué se encontraría. ¿Quién es la última?, preguntó. Alguien le respondió: señora usted es la 26. La incertidumbre de no saber si alcanzará un número mañana, Verónica afirmó a El Tribuno: “Yo me quedo”. Es que este año su hija se quedó sin poder hacer el prejardín porque en 2012 tampoco se la inscribieron. Averiguó en otras escuelas, pero no consiguió asiento en ninguna. La mujer es verdulera y no pudo pagar una salita privada a su niña.

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