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El juez federal Julio Bavio procesó a tres contadores acusados de haber cometido una millonaria estafa contra el fisco mediante la simulación dolosa de pago, encubrimiento y evasión, agravado por la pluralidad de intervinientes. Se trata de Eduardo Alejando Aguilera, Víctor Esteban Palomino Zitta y Javier Alejandro Cardozo, para quienes convirtió en prisión preventiva la detención que vienen cumpliendo desde el 10 de junio pasado cuando los inspectores de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) allanaron sus estudios contables. La maniobra consistió en la utilización de créditos de libre disponibilidad ilegales y ficticiamente obtenidos para el pago de sus obligaciones por parte de contribuyentes que registraban deudas ante el fisco. Para ello simulaban operaciones de compra-venta de objetos entre contribuyentes, en las que el comprador/locador practicaba una retención de un porcentaje del impuesto (Ganancias - IVA) y a partir de ello se generaba, fraudulentamente, saldos de libre disponibilidad a favor del vendedor para compensar obligaciones tributarias. También procesó a José María Thomas y Mario Franco Aguilera, quienes fueron usados como prestanombres. Los beneficiarios de la estafa eran los contribuyentes a quienes los profesionales les llevaban la contabilidad de los negocios. Los contadores perciban un porcentaje que oscilaba entre el 30 y 40 por ciento de la deuda que sus clientes mantenían con el fisco. El procesamiento de Bavio abarcó, además, a 34 propietarios de negocios por la maniobra de engaño al Estado. Al mismo tiempo el magistrado trabó embargo por una importante suma de dinero a todos los involucrados para asegurar la protección a la eventual sanción penal que pudiera corresponder por el comportamiento que se les atribuyó. Bajo tales parámetros, dispuso la afectación de los bienes de los contadores Palomino Zitta y Aguilera por la suma de 5.000.000 de pesos y de Cardozo por $ 1.500.000. El embargo también se extendió a Juan Carlos Costilla Campero, el empleado de la AFIP que colaboró con los imputados aportando información sobre algunos de los contribuyentes denunciados. El monto que se le fijó fue de $ 250.000. Según la resolución de Bavio, Palomino Zitta poseía una ostentosa calidad de vida, lo que se corroboró del análisis de las escuchas telefónicas y documentación que poseía en su estudio, de las que surgió la excesiva cantidad de bienes que adquirió, en especial vehículos de alta gama.
Ventas falsas por $ 45.000.000
La investigación determinó que para generar los créditos fiscales se registraron simulaciones de ventas de productos o servicios por un monto superior a 45 millones de pesos. El dictamen de Bavio consigna el caso del contribuyente Gustavo M. Sánchez, que realizó una venta ficticia por $ 9.328.100 a Mario Aguilera, quien fue usado como un prestanombre para la maniobra. Aguilera es hermano del contador involucrado en la causa e intervino en el 76,28% de las falsas operaciones como agente de retención por un monto de más $ 7.000.000. No tenía capacidad económica para realizar dicha compra por ser insolvente. Lo concreto es que este ardid le generó a Sánchez un crédito fiscal por $ 1.933.832,47 para compensar su deuda fiscal.