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Se puede, y se debe decir, sin temor de equivocarse, ni caer en exageraciones, que este asunto de los incendios que colocó a media provincia en estado de alerta, fue un quemo para el gobierno de Juan Manuel Urtubey.
Incendios forestales de la naturaleza y magnitud del que nos ocupa exigen respuestas rápidas y la movilización de los equipos técnicos disponibles, pues en la lucha “cuerpo a cuerpo” contra el fuego, pregonada por algún funcionario, se está en notoria desventaja. Obvio es.
En otros países menos desarrollados que esta Argentina kirchnerista (según la opinión surrealista de Cristina), cuando suceden estos siniestros utilizan aviones y helicópteros de los llamados hidrantes, cuya acción contribuye a combatir los focos ígneos.
La lucha así se vuelve más pareja. Pues bien, en Salta no.
¿Cómo? ¿Acaso la Dirección de Aviación Civil no tiene un helicóptero, Bell 407? Esa máquina, el año pasado, fue fundamental para sofocar numerosos focos simultáneos (me copio de la crónica periodística) en las laderas de los cerros San Bernardo y 20 de Febrero que amenazaban zonas pobladas en las vecindades del autódromo Martín Miguel de Gemes.
Y no, no lo tiene, por ahora. Desde mayo de este año que el Bell 407 está inoperable después de la última inspección que se le efectuó en el mes mencionado. En esa oportunidad se constató que era imprescindible un cambio de piezas claves.
Estos repuestos fueron pedidos a Canadá, y se demoraron en la Aduana por capricho del secretario de Comercio de la Nación, Guillermito Moreno.
Si en 1912 la situación fue comprometida; este año le ganó por lejos.
El director de Aviación Civil, Gabriel Muñoz, aceptó que el helicóptero no está en funciones. Pero para él eso sería anecdótico, “pues nadie solicitó su uso”. Además, el subsecretario de Defensa Civil, Victor Ola Castro, afirmó, y no se le quemaron las pestañas, que de cualquier manera el helicóptero hidrante “no se podría haber usado por falta de visibilidad”. Excelente y llamativo argumento, que remató con esta fantasía dialéctica: “Si tiramos agua, se queda en la copa de los árboles”.
Desde el año pasado que se sabía que el panorama iba a agravarse. Sin embargo, dejaron que el Bell 407 se mantuviese inoperable hasta que las papas quemaron.
Ahora dicen los despreocupados funcionarios urtubeystas que el aparato estará en condiciones de volar dentro de cinco días.
Perfecto! Justo para que Juan Manuel Urtubey se suba en él y contemple desde arriba se ve mejorÄlos campos quemados, los animales muertos y otras consecuencias que el fuego ha dejado como testimonio de su paso.
Y hablando del fuego: --Qué desconsiderado! Venir a presentarse, avivarse y propagarse justo, justo cuando el Bell 407 no funcionaba. Una desconsideración total!
Urtubey es el jefe. Y la responsabilidad de estas ineficiencias de sus subalternos, es de él. Para él, entonces, es este orsai, que más que orsai es un quemo.