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26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Olmedo, Tartufo de nuestros días

Domingo, 29 de septiembre de 2013 02:49
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Al leer el agobiante montón de noticias y comentarios que ha producido en estos días el confuso, y disparatado, accionar de Alfredo Olmedo, diputado nacional por nuestra provincia, nos parece oportuno ensayar una analogía entre él y Tartufo, el famoso personaje de una de las más conocidas comedias de MoliŠre.

El personaje del comediógrafo y actor francés del siglo XVII representa cabalmente al individuo hipócrita. Tartufo además es beaturrón, torpe, mediocre y ladino. Tanto es así que el Diccionario de la Real Academia Española (la que “limpia, fija y da esplendor”), utiliza su nombre para definir al hipócrita y falso.

La comparación está fundamentada en hechos. Por ejemplo, Alfredo Olmedo ha pregonado y pregona su supuesta condición de político opositor al gobierno kirchnerista o cristinista, que de ambas formas se debe y puede decir.

Sin embargo ha favorecido y favorece con su presencia y voto los proyectos del oficialismo. Sin ir muy lejos, ha contribuido a que éste logre quórum en Diputados para tratar, “a libro cerrado”, y sin participación de comisiones, el proyecto de Presupuesto 2014, que afecta los intereses y necesidades de Salta.

Alfredo Olmedo no es opositor al gobierno nacional, como tampoco es incompatible con el gobierno lugareño de Juan Manuel Urtubey. Es aliado sistemático de ambos.

Cuando el jueves pasado se conoció que avaló con su presencia en el recinto de la Cámara Baja los planes del kirchnerismo-cristinismo, varias páginas digitales se refirieron, con pruebas a la vista, al acuerdo, o pacto, entre él y el oficialismo, puso cara de póquer y afirmó que ocupó su banca porque es su trabajo. Y advirtió que va a pedir “que el legislador que no dé quórum no pueda hablar en el recinto”.

Olmedo asevera que no es oficialista, pero sí lo es. Pura hipocresía y falsedad.

Como nuestro diario había señalado poco antes que Olmedo contribuiría a la formación del quórum mencionado, lo que cumplió, el diputado aseguró que “El Tribuno le hace mal a la democracia”. Un agravio que hay que tomarlo como de quien viene.

Alfredo Olmedo no solamente es lo que demuestra ser, sino que también se destaca por su homofobia, por su anacrónico bregar por el restablecimiento del servicio militar obligatorio y, suenen clarines, por su medieval propuesta de castrar a los violadores. Además, esa gorra de color amarillo es de muy mal gusto.

Hay más, pero el espacio no es de goma.

De todas maneras, Tartufo puede estar tranquilo, Olmedo ha tomado su posta.

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