Contienen a 140 chicos que son testigos de violencia

Miguel tenía ocho años y no podía armar un rompecabezas. Sofía tenía dos y todavía estaba aprendiendo a pararse. A Juan le costaba encontrar la confianza para comunicarse con los demás pese a que ya manejaba bastantes palabras. Las historias reflejan -con nombres ficticios- la realidad de chicos que recibieron atención del Poder Judicial en los últimos meses porque sus madres fueron víctimas de violencia de género.
La OVIF (Oficina de Violencia Intrafamiliar) de la Justicia de Salta habilitó una sala de contención y juegos para los hijos de mujeres que van a realizar trámites, denuncias o consultas con profesionales. Por este espacio pasan de siete a diez chicos por día de lunes a viernes: un total de, al menos, 140 por mes.
El impacto emocional que sufren los chicos es uno de los temas de análisis en el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora cada 25 de noviembre.
"Los niños no solo son víctimas cuando reciben un golpe sino también cuando viven la tensión permanente del castigo físico a su mamá o sus hermanos y la inestabilidad familiar en sus casas. Eso repercute psicológicamente en ellos y se nota en el comportamiento, el rendimiento y la conducta", explicó a El Tribuno Amelia Fuentes, coordinadora de la OVIF.
La Justicia recibió 8.417 denuncias por agresiones en la familia entre enero y fines de agosto de 2014 en el distrito judicial que abarca a Salta Capital y concentra a unos 700.000 habitantes.
De los que informan sufrir golpes o amenazas en el hogar, cerca del 70 por ciento son mujeres. Por cada ciudadana que pide la asistencia de los organismos oficiales están, como víctimas indirectas, sus hijos.