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Al costado de la ruta Nacional 51 y colindantes a residencias de alto costo inmobiliario, cientos de familias de villa Esmeralda esperan por el servicio de cloacas.
Un paso obligado para quienes desean llegar a localidades como Campo Quijano, La Silleta o San Luis, esta villa se cuenta entre las zonas de “elite” de la capital salteña y sin embargo, no tiene servicios básicos.
El pedido de la red cloacal es unánime entre los vecinos, y es la causa común que todos hacen al referirse a la gran problemática del barrio.
Entre dos calles a lo ancho y cinco pasajes a lo largo, la Esmeralda es el lugar donde la falta de una red cloacal se solucionó históricamente con pozos ciegos que sufren desbordes cada vez que llueve, y también por el paso de los años que queda evidenciado en un sistema obsoleto.
En Villa Esmeralda, como e tantos otros puntos de la ciudad y la provincia, la realidad se aleja de las posibilidades que hoy brinda la tecnología.
Por lo pronto, los vecinos siguen esperando lo que consideran un reclamo justo y más que necesario para mejorar su calidad de vida.
“Si tenemos que calificar de algún modo cómo nos sentimos, la verdad es que estamos olvidados. Cualquier barrio nuevo que se establece, con lo mínimo que cuenta es con cloacas y, desde que yo recuerdo, aquí se hicieron pedidos y nunca nos dieron soluciones”, aseguró una vecina de 40 años que vive allí desde pequeña.
“Es increíble que tengamos que vivir en estas condiciones, que ya no tendrían que existir en pleno siglo XXI. Pero mientras tanto, no sólo tenemos que hacernos cargo de esta realidad sino también de gastos que no nos correspondería pagar”, explicaron los vecinos en relación al camión particular que deben contratar para desagotar los pozos y que les representa un costo de 500 pesos, aproximadamente, cada dos meses.
Gas y seguridad
Calles como Figueroa de Solá y Clara Juárez de Villarreal, son las arterias principales de esta pequeña villa que entre otras cosas pide que la conexión de gas natural sea para todos y no sólo para algunos.
“Hay muchos baldíos y por eso existen pasajes donde sólo una casa cuenta con la conexión de gas” explicó otro vecino.
La seguridad tampoco quedó afuera de los temas señalados como importantes por la mayoría de los que habitan la villa. Si bien la presencia policial es evidente, los asaltos están a la orden del día sin distinguir ni lugar ni horario. “Lo más triste es que lo hacen a la vista de todos y no se trata de personas que viven en la villa”, aseguraron indignados los vecinos que se congregaron ante la presencia de El Tribuno.