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En los medios de comunicación y en las redes sociales han estallado los casos de violencia de género, contra los niños, el acoso en las escuelas, en las calles y no queda, al parecer, ningún hecho de crueldad humana ya conocido por tantas narraciones.
La reiteración de los actos violentos entre personas hace estragos y, sobre todo las secuelas postraumática de las heridas y/o muertes provocadas por los violentos.
Según las estadísticas, cuatro jóvenes son golpeadas por día y la organización no gubernamental Bullying Sin Fronteras reveló en un informe que “en este año no sólo ha recrudecido el lamentable fenómeno del bullying en las aulas de las escuelas argentinas, sino que cada vez se sufre con mayor violencia el acoso escolar motivados en la belleza y la sofisticación de las chicas”.
“En base a las denuncias que recibimos a diario por parte de los padres, los propios chicos y chicas acosados y las escuelas involucradas podemos afirmar que cada día hay al menos cuatro chicas que reciben una paliza por ser lindas o chetas”, reveló el abogado Javier Miglino, titular de la organización.
El bullyng es un delito. Este tipo de violencia generalizada se caracteriza, por tanto, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte, sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente por la víctima. El sujeto maltratado queda expuesto física y emocionalmente por el sujeto maltratador con secuelas psicológicas.
“¿Quién es la próxima”? preguntan los padres
En torno a la problemática, Miglino, titular de la organización no gubernamental que hizo la investigación de campo, indicó que “existe una enorme preocupación por parte de los padres, toda vez que la mayoría de las chicas argentinas que van al colegio secundario son lindas y a partir de esa premisa, mucha gente comienza a preocuparse porque temen que su hija sea la próxima víctima”.
El caso de Nadya, la chica de 17 años que murió por los golpes cuando fue atacada al salir de su escuela en Junín, acusada de “hacerse la cheta”, se presenta como paradigmático y por este hecho hay dos jóvenes imputadas por el homicidio mientras que los casos de similares características no paran de registrarse en todo el país.
“Varios especialistas que hemos consultado nos manifiestan que están desorientados con este particular tipo de ataque en la escuela porque la belleza y en particular la femenina siempre fue sinónimo de sofisticación y respeto, lo que genera popularidad que en la mayoría de los países que padecen bullying, elimina la posibilidad de que justamente las bellas y sofisticadas padezcan acoso en la escuela, algo que al parecer en Argentina se da en sentido contrario; es decir se agrede a las chicas por ser lindas y chetas “, dijo Miglino.
Y posiblemente la serie de bullygns seguirá con otros motivos ya que se trata de una maldad que crece.
Se ha consumado una segregación anticipada
La discusión sobre el bullyng comenzó en distintos ámbitos. Todos coinciden en que se debe castigar.
Para el problema, el psicoanálisis explica que se ha consumado la segregación, una premonición del francés Jacques Lacan al estudiar tanto sobre la agresividad y la violencia.
Si el segregado es una “linda”, una “cheta”, un “negro”, etcétera, hay que lincharlo. El problema de la época es que los ideales de la normas han caído y aparece la agresividad humana. Las estructuras sociales están en síntoma, en problemas, no hay ideales que normen a los excedidos. Hoy el goce individualista, puede plantear las nuevas subjetividades, aquellas que sufren de la “patología del exceso”. Otro psicoanalista, Sigmund Freud, ubicó, con otro nombre, estas manifestaciones de goce en algunos niños que conoció. Ese goce desmedido, casi es el mismo: perturba la familia, los ritmos escolares, hace aparecer fobias, inhibiciones al otro mortífero. Hay números, por ejemplo, que hablan de ese otro que ataca y de los sujetos pasivos que sufren bullyng: en base a las denuncias de marzo y abril 2014, Bullying Sin Fronteras estableció que en la Ciudad de Buenos Aires 19 chicas padecieron palizas; en provincia de Buenos Aires 23; en Misiones 7; en Formosa 4; en Corrientes 6 chicas; en Córdoba 12; en Santa Fe 8 (6 en Rosario); en Mendoza 3; en San Juan 2; en Chubut 4; y resto del país 22.