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El apoyo extra de los soldados para el período de la Copa del Mundo se decidió en una reunión de la que participaron el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, el coordinador de acciones de defensa de la Copa, general José Carlos De Nari, y el secretario estadual de Seguridad Pública José Mariano Beltrame, según informa O Globo. También participó el secretario extraordinario de Grandes Eventos, Andrei Passos Rodrigues.
Pero las fuentes citadas por el medio sostienen que la intervención del Ejército fue una sugerencia directa de la presidente Dilma Rousseff. Así, las tropas tendrán una fuerte presencia en las 12 ciudades sede y en los 15 estados en los que habrá centros de entrenamiento de las 32 selecciones.
“Será una contribución de la presidente a los estados”, afirmó la fuente citada por O’Globo.
La cúpula de seguridad de la Copa afirmó también la importancia de la interacción de las fuerzas federales con las locales en cada uno de los estados por donde pasarán los equipos. De esta manera, los generales y los secretarios de seguridad de cada región deberán trabajar en estrecho contacto, sobre todo cuando deban organizar el movimiento de tropas en gran número.
Se formarán grupos de autoridades cívico-militares para resolver cuestiones “en tiempo real” y los problemas complejos que necesiten decisiones de las diversas estructuras de poder.
El Gobierno Federal decidió atribuir un mayor papel en la seguridad al Ejército un día después de que el autobús de la selección de Brasil terminara rodeado de maestros que reclamaba mejoras salariales. Y apenas 48 horas después de que las manifestaciones pacíficas en las que un grupo de indios fue atacado con gases lacrimógenos terminaron con un policía herido por una flecha en Brasilia.
Rousseff se cansó de ver las imágenes de la policía desbordada con facilidad y ante el peligro de que este tipo de acciones se multipliquen recurrió al Ejército, le exigió a sus funcionarios que encuentren la solución.
El cambio de estrategia releva a la Policía Federal de la custodia de los centros de entrenamiento, lo que estaba pautado en el plan original comunicado por Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). Ahora dicen que no habrá problema en que se cambien los uniformes que custodiarán a los equipos.