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La creciente ola de inseguridad en villa Soledad tiene a los vecinos atrapados en el peligro constante. Sentimientos de bronca, impotencia y miedo se manifestaron días atrás en una reunión con policías de la comisaría novena. Piden más patrullaje policial y cámaras de vigilancia -rotativas o panorámicas de 360 grados- para combatir robos, ataques, juntada de patotas en las esquinas y para desalentar la prostitución en la zona. Analizan realizar una denuncia penal contra las personas que ejercen la misma.
Carmen le relató en detalle al comisario inspector Federico Elizondo y a la segunda jefa de dependencia, Blanca Chávez, las situaciones a las que a diario están expuestas cientos de familias que viven en la barriada ubicada en el macrocentro de la ciudad. "Las calles son muy oscuras igual que la plaza donde nuestros hijos ya no pueden ni jugar, en las esquinas viven tomando, andan en motos y bicis sondeando, hay una parada de colectivo en la que ya ocurrieron numerosos robos. Es tremendo", dijo la mujer.
¿Las cámaras funcionan?, preguntaron varios vecinos. El comisario Elizondo respondió: "Tengo entendido que sí". Pero, estos agregaron, "porque llamamos al 911 y nos dijeron que no y la verdad eso sería una gran ayuda a la hora de denunciar".
Rubén se refirió a las travestis que ejercen la prostitución en los alrededores de las calles Santa Fe y La Rioja. "No se puede estar debido a que andan casi desnudas. Tengo chicos y un negocio y nos están perjudicando. Queremos que la Policía nos dé soluciones porque todos acá pagamos impuestos como zona centro. Yo no vine a invertir en una zona roja", señaló.
Una mujer aseveró: "No queremos la prostitución en las puertas de nuestras casas. Nos dirán que discriminamos, pero en realidad nosotros nos sentimos discriminados. Esta situación nos afecta cada vez más".
Los reclamos siguieron: "Son violentos (por las travestis). No se les puede decir nada. Me orinan la puerta y hasta llegaron a defecar. Intenté hablar pero me terminé peleando con una de ellas que me tiró con una botella".
En el barrio, los lugares en donde se venden drogas son vox populi, pero nadie se anima a radicar ninguna denuncia concreta por miedo. Es que las amenazas son otra constante: "Voy a traer a los changos y te voy a quemar la casa; ojo con tu hija". Los vecinos pidieron vigilancia policial fija en algunas de las esquinas "críticas" -por ejemplo Fernández y Acevedo-, dado que se comprobó que con la sola presencia de un efectivo los grupos se dispersan. Contaron que desde hace un tiempo la frecuencia de los patrullajes mermó notablemente por lo que piden que estos se restablezcan.
Carmen le relató en detalle al comisario inspector Federico Elizondo y a la segunda jefa de dependencia, Blanca Chávez, las situaciones a las que a diario están expuestas cientos de familias que viven en la barriada ubicada en el macrocentro de la ciudad. "Las calles son muy oscuras igual que la plaza donde nuestros hijos ya no pueden ni jugar, en las esquinas viven tomando, andan en motos y bicis sondeando, hay una parada de colectivo en la que ya ocurrieron numerosos robos. Es tremendo", dijo la mujer.
¿Las cámaras funcionan?, preguntaron varios vecinos. El comisario Elizondo respondió: "Tengo entendido que sí". Pero, estos agregaron, "porque llamamos al 911 y nos dijeron que no y la verdad eso sería una gran ayuda a la hora de denunciar".
Rubén se refirió a las travestis que ejercen la prostitución en los alrededores de las calles Santa Fe y La Rioja. "No se puede estar debido a que andan casi desnudas. Tengo chicos y un negocio y nos están perjudicando. Queremos que la Policía nos dé soluciones porque todos acá pagamos impuestos como zona centro. Yo no vine a invertir en una zona roja", señaló.
Una mujer aseveró: "No queremos la prostitución en las puertas de nuestras casas. Nos dirán que discriminamos, pero en realidad nosotros nos sentimos discriminados. Esta situación nos afecta cada vez más".
Los reclamos siguieron: "Son violentos (por las travestis). No se les puede decir nada. Me orinan la puerta y hasta llegaron a defecar. Intenté hablar pero me terminé peleando con una de ellas que me tiró con una botella".
En el barrio, los lugares en donde se venden drogas son vox populi, pero nadie se anima a radicar ninguna denuncia concreta por miedo. Es que las amenazas son otra constante: "Voy a traer a los changos y te voy a quemar la casa; ojo con tu hija". Los vecinos pidieron vigilancia policial fija en algunas de las esquinas "críticas" -por ejemplo Fernández y Acevedo-, dado que se comprobó que con la sola presencia de un efectivo los grupos se dispersan. Contaron que desde hace un tiempo la frecuencia de los patrullajes mermó notablemente por lo que piden que estos se restablezcan.
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