Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
La recomendación es sencilla: hay que cambiar de hábitos y eso significa mantener limpios los patios de las casas. Lo comparó con el hábito incorporado que tienen las personas de lavarse las manos. Lo dijo a El Tribuno Nicolás Schweigmann, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del Conicet y líder del grupo de estudio de mosquitos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), al consultarle sobre qué se puede hacer para evitar que enfermedades como el dengue, chikungunya y zika avancen en el país. También advirtió: "Hay que pensar que a fines de febrero y principios de marzo comienzan las clases y en ese momento nos vamos a encontrar con el máximo de la epidemia. Esto recién empezó".
¿Qué hay que hacer para que esta epidemia no avance?
El dengue arrancó como problemática en la Argentina en 1997 y se dio en Orán; en 1998 en Tartagal y al mismo tiempo hubo una epidemia en Foz de Iguazú. El Ministerio de Salud de la Nación, a fines de octubre de 1998, lanzó su primer programa para la prevención del dengue y desde ese entonces estamos dando vueltas con el mismo problema sin poder resolverlo. Hoy podemos sentir que es un fracaso que hayan pasado 18 años y algo tan sencillo de resolver no lo hallamos logrado. Eso tiene que ver con la prevención. Hay que lograr que la población cambie hábitos y eso significa tener mucho cuidado con los recipientes con agua, que están alrededor de nuestras casas.
¿Qué pasa con esos recipientes?
Este es un mosquito que puedo asegurar, luego de 20 años de experiencia porque yo empecé a estudiarlo en 1996, nunca hemos encontrado ni en charcos formados por la lluvia ni en charcos formado por los ríos o arroyos ni en lagunas, y tampoco en ambientes acuáticos grandes como piletas de natación llenas, que tienen un gran tamaño. Siempre lo hemos encontrado en recipientes pequeños como hasta en tambores de 200 litros, tanques con poca agua o piletas de lona que son las pelopinchos.
Este mosquitos aprovecha para poner los huevos y se desarrolla cuando nosotros nos olvidamos del recipiente.
Es decir que es un insecto que merodea nuestras casas muy de cerca...
Una medición que hicimos en Buenos Aires nos dio que una hembra pone sus huevos de 20 o 30 metros del criadero que se originó, eso es más o menos cerca de la casa. No está en ambientes silvestres. Lo que hay que hacer es limpiar las casas. Lograr que toda la población lo haga y de forma sostenida. Esto es como lavarse las manos. Ahora hay que adquirir el hábito para limpiar y ordenar la casas. Hay que pensar en los niños. Ellos nos pueden ayudar a detectar las larvas en los recipientes con agua.
¿Este mosquito siempre fue urbano?
Nos tenemos que remontar a hace mucho tiempo, más de 500 o 600 años, cuando los ingleses transportaron a los esclavos a todo el mundo. En los toneles de agua que llevaban estaba el mosquito y así lo desperdigaron por todo el mundo.
Este es un mosquito de origen africano que vivía en un ambiente silvestre, en los huecos de los árboles y de las plantas. Desde el momento que se instaló en el resto del mundo, cambió de ecosistema, de ambiente y en ese nuevo ambiente no se pudo adaptar bien, sino que logró reproducirse con éxito dentro de las viviendas que es donde no hay tanto control biológico, es decir presencia de depredadores por ejemplo.
x
d
x
¿Qué hay que hacer para que esta epidemia no avance?
El dengue arrancó como problemática en la Argentina en 1997 y se dio en Orán; en 1998 en Tartagal y al mismo tiempo hubo una epidemia en Foz de Iguazú. El Ministerio de Salud de la Nación, a fines de octubre de 1998, lanzó su primer programa para la prevención del dengue y desde ese entonces estamos dando vueltas con el mismo problema sin poder resolverlo. Hoy podemos sentir que es un fracaso que hayan pasado 18 años y algo tan sencillo de resolver no lo hallamos logrado. Eso tiene que ver con la prevención. Hay que lograr que la población cambie hábitos y eso significa tener mucho cuidado con los recipientes con agua, que están alrededor de nuestras casas.
¿Qué pasa con esos recipientes?
Este es un mosquito que puedo asegurar, luego de 20 años de experiencia porque yo empecé a estudiarlo en 1996, nunca hemos encontrado ni en charcos formados por la lluvia ni en charcos formado por los ríos o arroyos ni en lagunas, y tampoco en ambientes acuáticos grandes como piletas de natación llenas, que tienen un gran tamaño. Siempre lo hemos encontrado en recipientes pequeños como hasta en tambores de 200 litros, tanques con poca agua o piletas de lona que son las pelopinchos.
Este mosquitos aprovecha para poner los huevos y se desarrolla cuando nosotros nos olvidamos del recipiente.
Es decir que es un insecto que merodea nuestras casas muy de cerca...
Una medición que hicimos en Buenos Aires nos dio que una hembra pone sus huevos de 20 o 30 metros del criadero que se originó, eso es más o menos cerca de la casa. No está en ambientes silvestres. Lo que hay que hacer es limpiar las casas. Lograr que toda la población lo haga y de forma sostenida. Esto es como lavarse las manos. Ahora hay que adquirir el hábito para limpiar y ordenar la casas. Hay que pensar en los niños. Ellos nos pueden ayudar a detectar las larvas en los recipientes con agua.
¿Este mosquito siempre fue urbano?
Nos tenemos que remontar a hace mucho tiempo, más de 500 o 600 años, cuando los ingleses transportaron a los esclavos a todo el mundo. En los toneles de agua que llevaban estaba el mosquito y así lo desperdigaron por todo el mundo.
Este es un mosquito de origen africano que vivía en un ambiente silvestre, en los huecos de los árboles y de las plantas. Desde el momento que se instaló en el resto del mundo, cambió de ecosistema, de ambiente y en ese nuevo ambiente no se pudo adaptar bien, sino que logró reproducirse con éxito dentro de las viviendas que es donde no hay tanto control biológico, es decir presencia de depredadores por ejemplo.
x
d
x
PUBLICIDAD