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¿Qué es lo que ha cambiado en la UNSa desde que usted asumió?
Llegamos en mayo de 2010 y al comienzo, con el título de contador, nos relacionaban con la frialdad de los números y nos tildaban de neoliberales. Nos cayó la AFIP a las pocas semanas. Había una deuda de 10 años de aportes de 40 millones de pesos. Con los intereses, esa deuda se iba a 70 millones y luego con un plan de pago llegamos a $100 millones. A ese plan logramos financiarlo hasta 2029. En otros aspectos normalizamos la entrega de títulos; antes los jóvenes debían esperar hasta 4 años para recibirlo. Hoy tienen su certificado en 120 días. Normalizar la organización y poner en práctica políticas inclusivas son algunas de las cosas que marcan notablemente lo que hicimos.
Usted menciona a la inclusión como un sello de su gestión. ¿Qué le hizo visualizar esa prioridad?
La propia experiencia de vida. Yo viví en conventillos. Eramos 13 hermanos y compartíamos una sola habitación. Me acuerdo que de muy chico vendía el diario en la esquina de Tucumán y Córdoba. Nos fuimos a vivir después cerca de la plaza Alvarado. Allí había que acarrear el agua en baldes. Mi mamá era lavandera y yo le ayudaba a traer el agua. Era una gran luchadora que me indicó el camino. Terminé la primaria en la escuela Zorrilla y después intentaron inscribirme en la escuela Yrigoyen en el turno noche porque teníamos la necesidad de trabajar y sumar para conseguir el sustento. No quisieron recibirme en ese turno porque era muy chico y un familiar me consiguió una media beca en el Colegio Salesiano, donde estudié y trabajé junto a mi tío con los artesanos.
Es una historia con final feliz pero no difiere mucho de la realidad de muchos jóvenes...
Antes la vida universitaria te marcaban de una manera más natural la necesidad de estudiar y trabajar. Ahora es más difícil. Los tiempos han cambiado, las dinámicas son distintas y las exigencias son mayores por el propio avance de la ciencia.
Hay estudiantes que no tienen para comer y a usted se lo critica por imponer restricciones para que los chicos accedan al menú universitario. ¿Qué dice al respecto?
Yo no tengo la potestad para decidir quién come o quién no come en la Universidad. Lo que se exige es que el alumno tenga al menos una materia regularizada del año anterior para acceder al menú por cinco pesos. Pero esa es una disposición del Consejo Superior. Aquí en Salta comían 400 jóvenes por día y hoy comen 800 porque aumentamos los turnos. Pedimos otro comedor para mil. Hay 250 chicos que tienen una beca y se les cobra el valor simbólico de un peso, pero ni siquiera pueden con ese monto y los tenemos que exceptuar. Habilitamos en 2012 un comedor en Tartagal y otro para los estudiantes aborígenes de Santa Victoria Este. Aquí en Salta los trabajadores que están muchas horas en la UNSa pueden acceder a un menú por $ 40.
Señala que el comedor es una forma de inclusión pero ese aspecto está dentro del plan de becas...
Sí, pero la mayoría asigna un 13 % de los gastos de funcionamiento a las becas. En mi gestión, yo llevé ese porcentaje al 25 % y no solo para comedor sino también para becas de estudio y formación. El año pasado se destinaron 25 millones de pesos para estas áreas. Hay universidades que nos triplican en presupuesto y no destinan ese porcentaje.
¿El presidente Macri va a participar de una colación de grado?
Sí. Eso está confirmado para la próxima semana. Tengo entendido que en Argentina es la primera vez que un presidente en funciones concurre a una universidad. Macri ya fue a la de Rosario, así que esta visita será la segunda de un mandatario en funciones. Pero antes tuvimos la visita de Evo Morales. Tuve la suerte de que dos presidentes en ejercicio se interesaran por mi gestión.
¿Cuándo será esto?
No puedo decirlo por una cuestión de seguridad presidencial pero será en la sede de Santa Victoria Este, donde cinco estudiantes aborígenes de distintas comunidades se reciben de enfermeros. Todo un evento social que ha provocado, por ejemplo, que los miembros de las comunidades se acerquen a la atención sanitaria a través de sus propios profesionales. Esto tiene un valor incalculable para el desarrollo humano de la zona.
¿Qué será de su futuro?
Hemos trabajado duro por una universidad ordenada y es importante que no se retroceda. Por eso he decidido apoyar la candidatura de Fernández Fernández como rector y yo como candidato a decano de Económicas en donde podré, si así lo quiere la comunidad universitaria, presidir la comisión de Hacienda. Tengo mucha experiencia para aportar. Soy optimista de que la gente reconocerá este trabajo. Pudimos cometer errores, pero de esta gestión nadie podrá decir que faltó transparencia o hubo corrupción.