José Álvarez es presidente de la Cámara de Industriales panaderos de la Capital Federal. El Tribuno le consultó sobre las perspectivas del sector para este año, el impacto de los aumentos de los insumos, las repercusiones de los cambios en la política macroeconómica y los posibles decursos que tendrán las negociaciones paritarias del área.
El cierre del año fue difícil, hubo fuertes incrementos en la harina...
Sí, la harina subió mucho y nos obligó a adecuar los precios para el consumidor final, a pesar que tratamos de amortiguar el incremento para que no se traslade de manera directa al consumidor final.
¿Qué proyecciones tienen para este año al respecto de los costos de producción?
Todavía no lo sabemos a ciencia cierta, pero con la tendencia que lleva esperamos que haya estabilización, por ahora está estable. Si bien aumentó mucho el año pasado, ahora se mantiene regular. La harina, según la provincia, está costando entre 250 y 300 pesos la bolsa de 50 kilogramos, que es la que utilizamos los que compramos al por mayor.
Desde que los precios subieron a fines del año pasado, ¿mermó el consumo de los clientes?
Sí, sin duda. En las panaderías se nota el bajo consumo de la gente, antes se pedía de a medio kilo o un kilo de pan, pero ahora van y te ponen un tope en función al billete, te piden: "Dame 15 pesos o vendeme 10 pesos". Es cierto que no se deja de consumir pan, pero la verdad es que las proporciones son mucho menores. Eso es malo para nosotros porque la industria está sufriendo, ya empezó a padecer los aumentos de luz, entre otras cosas. Para nosotros la energía es un insumo primordial, en casi todo los procesos utilizamos ese recurso, tanto para producir el pan como todos sus derivados. Además, usamos muchas heladeras, que en algunos casos se las tiene prendidas las 24 horas del día; entonces, el aumento en los costos es impresionante.
¿Qué estrategias se crean desde el sector empresarial para contrarrestar esa situación?
Por ahora, estamos viendo de sobrellevar con lo que ya tenemos acumulado para pasar este momento, pero esperaremos a ver qué pasa en las próximas semanas. Encima todavía no dimos el aumento salarial, estamos en medio de las paritarias. Ni Capital Federal ni el interior del país cerró la negociación.
¿En qué posición están ustedes y cuál es la posición del sindicato?
Nosotros siempre vamos a querer el bienestar de los trabajadores, sin ellos no podemos sostener nuestra industria. Pero, en estas condiciones, es obvio que les bajará el poder adquisitivo. Hay que tener en cuenta que nosotros el año pasado les dimos un 40% de aumento, desdoblado en cuatro cuotas a lo largo del año. Ahora están pidiendo lo mismo pero nuestra situación como empresarios es distinta, va a ser muy difícil que podamos darles eso. No creemos que el empleado sea un costo, pero en estos momentos, por ejemplo, el aumento de luz nos afecta muchísimo. Los alquileres también aumentaron de una forma increíble.
En el sector, ¿hubo despidos?
El año pasado, nosotros teníamos una gran demanda ya que lamentablemente el personal de panadería no estaba tecnificado. El sindicalismo no se preocupó por calificar a la gente, entonces nosotros tenemos que tomar gente y capacitarla en cuestiones como pastelería. Nos faltan obreros. En Salta, en la Cámara de Panaderos, está la escuela de panadería. El año pasado había empezado un reacomodamiento y se empezó a tomar gente pero ahora lo estamos pensando dos veces, la situación no es la misma que el año pasado y hoy un empleado no puede ganar menos de 14 o 15 mil pesos.