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El jefe de Gabinete Carlos Parodi observaba atentamente y en silencio el desarrollo del acto, pensando tal vez en el desembolso de los 20 millones de pesos para auxiliar a la ciudad de Salta. La ayuda, sugestivamente tardía para algunos, no es despreciable, sobre todo si se tiene en cuenta que su destino quedó discrecionalmente bajo la gestión de la comuna y esto resulta un punto favorable para descomprimir la tensión política entre el municipio y la Provincia.
Indudablemente el acuerdo entre Urtubey y Sáenz, firmado el viernes pasado, significa mucho más que un entendimiento superficial que surge casi medio año después de que Sáenz asumiera la gestión como jefe comunal la ciudad Capital.
Quedó claro que ambos representan a dos espacios políticos diferentes, pero esa realidad no quita que se necesitan como en una simbiosis para seguir adelante en sus proyecciones. Urtubey piensa en ser presidente y Sáenz, aunque aún no lo haya manifestado, tiene sus expectativas en el despacho del Grand Bourg. Y la meta es 2019.
Pero el realismo es más fuerte que cualquier proyección o anhelo político. La crisis económica no solo afecta el ahora; también tiende sus tentáculos en el futuro del país, las provincias y sobre todo los municipios.
Así lo vieron los intendentes que esta semana eligieron autoridades en el Foro. Mario Cuenca, de la línea más dura y confrontativa de los jefes comunales fue ratificado al frente del organismo hasta el 2018. "El país está mal; la provincia está mal, pero los municipios están peor", afirmó Cuenca al ser reelecto al frente del Foro. Su victoria pone un poco nerviosos a aquellos encargados de mantener el lineamiento político en la provincia y es de esperar que esta línea de los intendentes exprese sin tapujos lo que ocurre en las comunas y exija atención al gobierno provincial.
Sáenz en tanto, tenía la ilusión de "cortarse solo" con los fondos que podrían llegar del gobierno nacional, pero pese a sus contactos y a los vínculos con el gobierno de Macri, supo que los plazos no admiten demoras en el complicado tejido social y económico de la ciudad.
Este escenario también conmueve a Urtubey quien tiene muy en claro que si quiere ser presidenciable deberá mostrar gestión y le quedan menos de 4 años para levantar el aplazo.
Pero ¿qué pasará ahora, tras el pacto entre Urtubey y Sáenz? ¿Habrá un efecto en la obra pública? ¿El impacto en la mano de obra será inmediato? ¿Existe un plan para sacar adelante a la ciudad y a la provincia con la llegada de fondos? Son respuestas que solo el tiempo podrá responder, pero los dos líderes políticos de la provincia saben que hoy más que nunca el tiempo les juega en contra y que deberán cambiar de actitud.
Más allá de los motivos que originaron la tregua, es importante destacar algunos indicadores que tienen a la provincia como eje de estudios, como por ejemplo el que llevó adelante Unicef y que revela que los habitantes de Salta son 6 veces más pobres que los de Buenos Aires. Esta "antigua brecha" está dada por las diferencias que existen entre los que menos ingresos tienen, contra los que más dinero ganan. Salta es una de las provincias más pobres y se necesita una visión estratégica de las obras prioritarias para paliar esta situación. No solo es cuestión de plata, sino también de una visión estadista sobre el problema, certezas en los diagnósticos y acciones específicas para combatir el problema.
El acuerdo Urtubey - Sáenz podría significar que la pela por el poder entre los más poderosos de la política provincial quedó en segundo plano, pero de nada servirá si eso no se traduce en mejoras inmediatas para la vida de los salteños. La gente los votó para que solucionen los problemas.
Mantener un patético estilo de pensamiento bilateral de amor y odio o de amigo y enemigo, responde a una lógica que quedó atrás. Nos los ayuda a ellos y mucho menos a la gente que sufre día a día los efectos de una política que hoy no es gobierno.