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Quienes han leído en profundidad a nuestro mayor escritor y poeta, conocen de sus viajes a los Valles Calchaquíes con permanencia residencial en el pueblo de Cachi, montado en su Ford "auto cabra, auto mula, última palabra del machinerismo norteamericano", "desde donde siembra el julepe y el asesinato". En función de este vehículo utilitario y querido, se hizo amigo por correspondencia con un monstruo de la literatura universal, el suizo Blaise Cendrars, que en esos tiempos, incursionaba por la Amazonía en otro Ford de igual modelo, en el afán de explotar un yacimiento de diamantes.
El autor de El hombre fulminado, que a decir de otro clásico, Henry Miller, "es el mineral del que se extraen los metales más preciosos" ofrece a don Juan Carlos una participación importante de riquísimo hallazgo, a cambio de dejarlo invertir en la compra de tierras en los Altos Valles Calchaquíes con epicentro en Cachi Adentro. Pero le advierte que hay que estar atento a una runfla de facinerosos que se hacen llamar comunidad originaria y quisieron invadir el yacimiento de diamantes en la Amazonía. Todos fueron por suerte pasados a degello, le comenta. La última correspondencia es de don Juan Carlos que lo tranquiliza, los desalojaremos a los usurpadores, les trabaremos embargo en las tierras que ellos poseen y quieren más por angurrientos, en concepto de daños y perjuicios, y los haremos declarar personas non gratas en la comarca para que nunca más aparezcan por acá, so pena de llevarlos a la Cumbre del Nevado de Cachi, llamada del Libertador, a 6.300 metros de altura y dejarlos encerrados en jaulas para que tomen frío.
Pasaron los años. Estos dos ilustres escritores fallecieron y, como siempre, hay alguien que toma la posta y se embarca en creativos y estresantes sueños de emprendimientos, y al que escribe esta nota, le cae el sayo de ser propietario de tierras para desarrollar sorprendentes proyectos de acuerdo a la época que transitamos, influenciada por mentes creativas, que se acercan a nuestro noroeste argentino huyendo de las inundaciones en la pampa húmeda, nuestra geografía es bendita por la infinidad de posibilidades que ofrece.
Pero los usurpadores fueron más rápidos. Cuando largamos el primer fraccionamiento de tierras con riego propio ellos se aposentaron patrocinados por el INAI en un fraccionamiento aprobado por la Dirección General de Inmuebles, por tierras cultivadas y agua propia del Nevado de Cachi, listos para la venta, portando carteles de comunidad indígena diaguita y carpas para todo festejo pagano donde las puñaladas y pedradas son la primera actriz del vandalismo.
Logramos desalojarlos judicialmente, pero en un descuido se reinstalaron amenazando a las personas que quieren llegar al Cerro de la Virgen en el Rodeo del Alto con una superficie de aproximadamente 200 hectáreas planas a 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar sobre la que ya se realizaron planos, todos con elementos necesarios para desarrollar las siguientes actividades: viña de altura para producir vinos de excelencia, entre los mejores del mundo; nogales en zonas pedemontanas, para resguardo del viento; complejo de pantallas solares para vender energía a Edesa que lleva su línea hasta el pie del emprendimiento; campos deportivos para entrenamiento de delegaciones que llegan a entrenar para competencia internacionales, fútbol, básquet, aerobismo, polo y un campo de golf para nueve hoyos; complejos hoteleros y cabañas.
Por ser zona energizante en la que se aumenta la producción de glóbulos rojos, esta altitud con el Nevado de Cachi como marco imponderable invita al inversor a echar raíces. Se estudia una pista de esquí con nieve artificial producida por maquinas traídas de Estados Unidos. Bodegas para elaborar vinos finos de altura y una planta de almacenamiento y envasado de agua natural de las cumbres del Nevado de Cachi con la posibilidad de instalar un estudio cinematográfico y comenzar con la filmación de “El viento blanco” obra maestra de don Juan Carlos Dávalos.
La violencia
Todo estos proyectos se ven entorpecidos y abortados por la presencia de estos pseudoindígenas, desalmados y semiprotegidos hasta la fecha por la autoridad gubernamental y judicial que no dicen “esta boca es mía”: Para colmo, uno de los pseudocaciques, el doctor Plaza, del Hospital Zonal de Cachi, amenazó a los policías con no atender a su familia si no presta colaboración a la comunidad; tengo testigos y denuncias penales en Fiscalía en su contra.
Todos estos proyectos y muchos más que al decir de don Juan Carlos Dávalos “un cambio de sistemas se impone para que florezcan las granjas y pequeñas industrias” (pág. 622 2ª tomo Obras Completas Edición del Congreso de la Nación), donde explica que Cachi por su clima ideal es tierra de longevos. “He visto la partida de defunción de un vecino Pedro Cardozo que vivió 137 años”.
Los valles salteños
Nuestra provincia de Salta, tiene valles para crear innumerables emprendimientos de distinta naturaleza y nivel, libres de tornados, ciclones, inundaciones, sequías largas, y a Dios gracias, terremotos. En muchos sentidos, nuestra naturaleza es más benigna que la de California y la Florida en Estados Unidos, polos de desarrollo en orden y de manera inteligente.
A mi entender, y soy claro, en la zona referida están faltando dos factores muy fáciles de integrar con la debida voluntad. Un destacamento de Gendarmería Nacional que cuide la fronteras por el Nevado de Cachi con Chile y Bolivia, a más determinar con el avasallamiento de la propiedad privado, y un clero de 3 sacerdotes jesuitas de la orden de San Ignacio de Loyola, que ya colocaron en el siglo XVII en vereda a los auténticos diaguitas y los hicieron devotos de la fe católica.
Si estos dos modelos se llevan adelante, qué fácil será encarar con toda energía y buena onda, los mejores emprendimientos.
Entonces, podríamos decir con don Juan Carlos Dávalos en sus versos: “Que me place, oh Guantay, por la empinada senda, llegar a tu vivienda, en tiempo en que florece el amancay!”.
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