inicia sesión o regístrate.
Consultados los profesionales médicos, El Tribuno buscó el aporte de una profesional de la psicología para entender e incluso desentrañar la psiquis de los salteños a la hora de hablar sobre planificación familiar.
Carina Salas es licenciada en psicología y tiene una vasta experiencias en la atención de consultorio. “El tema de la planificación familiar es tomado como “un tema de mujeres”, explicó Salas.
Durante el diálogo con este medio, la profesional destacó la necesidad de educar en la sexualidad a los varones, con la finalidad de romper con mitos y preconceptos.
¿Existe en el hombre salteño en edad reproductiva la conciencia y el conocimiento sobre su participación en la planificación familiar?
Si bien es cierto que como sociedad existe la propuesta de que el hombre se involucre en la planificación familiar, se ha legitimado la reproducción como algo femenino y se ha desestimado la responsabilidad reproductiva de él. Las demandas de tratamientos terapéuticos vinculadas con el involucramiento en decisiones reproductivas, en nuestro contexto son casi nulas.
En la consulta diaria, ¿las mujeres tienen en cuenta la participación activa de sus parejas en la planificación familiar?
Actualmente la salud reproductiva está centrada principalmente en la mujer, pues pocas veces se involucra al hombre o se da una información muy pobre de cómo estos pueden participar activamente. Implícitamente, se ha otorgado a las mujeres el poder de decisión y la responsabilidad en cuanto a la procreación y anticoncepción, relegando al hombre, en la mayoría de los casos, a asumir un papel pasivo en decisiones que deberían de ser tomadas y asumidas por ambos.
Estos patrones de conducta, ¿a qué se deben?, ¿ tiene un peso real la carga cultural?
Las razones por las cuales la vasectomía no está prácticamente considerada como una opción válida, tiene que ver con creencias religiosas, psicológicas, sociales y culturales; asociado a temores de índole sexual, los cuales se fundamentan en el desconocimiento del procedimiento, además de pensar que la anticoncepción “es cosa de mujeres”.
¿Cuáles son las razones culturales o patrones psicológicos o incluso de crianza que llevan a que se logre hablar del uso de pastillas o ligadura de trompas con más facilidad que de la vasectomía?
La realidad da cuentas de que la participación del hombre en la anticoncepción es muy limitada. Podríamos pensar que obedece a varios factores, como son algunas asimetrías de género, mitos y temores asociados al rendimiento sexual, u hombría, así como el desconocimiento de las ventajas de los métodos anticonceptivos para hombres. Se hace necesario considerar la influencia de variables de género que limitan la implicancia del hombre en la responsabilidad de la planificación familiar como parte de su salud reproductiva.
¿Cuáles son las medidas que sugiere que se pueden tomar para incluir al hombre dentro de la decisión de la planificación familiar?
Es importante que el hombre se implique en la planificación familiar como parte de su salud reproductiva y no solo como una opción que podría o no tomar. Para ello, instancias de psicoeducación e información sobre salud sexual reproductiva son prioritarias. Si como sociedad estamos promoviendo equidad de género, se hace necesario el involucramiento del hombre en salud reproductiva.
¿La educación sexual en las escuelas puede ser una herramienta útil?
Se hace necesario trabajar para el fortalecimiento de la comunicación en las parejas, a fin de promover decisiones basadas en el consenso y el cuidado respetuoso de ambos miembros de la pareja. Como sociedad estamos obligados a detenernos también en esta temática, ofreciendo programas de educación sexual en los que se aborde que el ejercicio de la sexualidad tiene implicaciones que van mucho más allá de lo que es el derecho a una vida placentera y satisfactoria de la sexualidad.