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El próximo 13 de enero y en un mes un tanto atípico, dará inicio en Tartagal la edición 2018 del Corso Color, que todos los años convoca a unas 40 agrupaciones carnestolendas de Tartagal, a las que se suman otras provenientes de localidades del departamento San Martín.
Los preparativos para la celebración más convocante del calendario anual en el norte de la provincia están "a full, porque nuestra intención es que cada año que transcurre el corso tenga más para ofrecer y sea un espectáculo digno de la zona", expresó la directora de cultura Claudia Sánchez.
Este año, a diferencia de las ediciones anteriores, participarán agrupaciones de otras localidades, que si bien lo venían haciendo participaban solo como invitados.
"Pero en esta oportunidad la idea es que compitan en su categoría, se lleven un premio, pero básicamente lograr que el corso tenga una proyección departamental. Las agrupaciones inscritas por el momento son de los municipios vecinos de Aguaray y Coronel Cornejo" precisó la directora de Cultura.
Bono contribución
En lo que va del año, y con el objeto de ayudar a solventar los gastos que a las diferentes agrupaciones les genera la preparación de sus atuendos, se realizó un bono contribución "y el último será sorteado durante la celebración del corso color. La demanda de recursos, tanto a las agrupaciones como al mismo municipio es muy grande, porque también sumamos a invitados especiales que provienen de otras provincias. Este año estamos acordando la participación de dos comparsas de Corrientes y otra de Córdoba", precisó.
El inicio del corso está previsto para el próximo 13 de enero y durante 5 fines de semanas consecutivos, hasta concluir antes del miércoles de ceniza.
La fiesta del arete
En diferentes comunidades del norte de la provincia, quienes participarán del corso color se abocan a preparar sus atuendos, consistentes en los tradicionales Tipoy para las mujeres y las máscaras fabricadas en madera blanda en el caso de los hombres, que lucirán en las noches al ritmo acompasado del pim pim.
Pero a la vez organizan la celebración del arete, mediante la cual honran a la madre tierra y le agradecen la generosidad, para ofrecerles entre otros alimentos tan valiosos como el maíz. El arete coincide en el tiempo con las primeras cosechas de maíz y se extiende hasta casi finalizado el mes de febrero.
La celebración guarda una enorme significado para la cosmovisión de las culturas originarias en esta parte del continente, que coinciden en el agradecimiento de los pueblos a los bienes que la naturaleza ofrece a los hombres.