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El Tribuno pudo recorrer algunos parajes de Santa Victoria Este junto a la enfermera profesional del Ejército Argentino Daniela Díaz, y pudo constatar parte de la crisis sanitaria y alimentaria que desató la emergencia por decreto, pero que en el territorio aún se ve poco.
En casi todas las familias de originarios hay un niño o niña enferma de diarrea, y en muchos casos con fiebre. Quizás la peor parte sea la de Santa María, por la cantidad de casos que hay con diarrea.
"En la parte sur estamos peor", le dijo a este diario el intendente de Santa Victoria Este Rogelio Nerón.
Habla concretamente de El Desemboque y La Esperanza. Dos puestos al sur de Rancho El Ñato en donde nadie entra. El intendente armó una comisión con gente del Ejército para visitar la zona ayer.
El jefe comunal ya pidió la presencia de más médicos en la zona, pero además les solicita que vayan a los puestos.
El exministro de Salud Enrique Heredia llegó el miércoles y se puso a disposición junto a otros cuatro profesionales, pero no pueden salir de Victoria por la gran cantidad de pacientes que tienen. Para la próxima semana anunció la presencia de un pediatra para los días sábados, domingos y lunes. Atajan penales como pueden.
En el monte, la gente está olvidada, invisibilizada. Siempre en base a los números relevados de enfermería del Ejército hay muchos casos de diarrea en niños, la gran mayoría llevan más de 5 días sin ser vistos ni por un agente sanitario.
Además de diarrea hay fiebre, herpes, tuberculosis, hongos, sarna y chagas. Hay muchos casos de enfermedades de transmisión sexual y mucha personas con infecciones de transmisión sexual. Hay muchas niñas madres. Niñas de 12 o 13 años con hijos.Y también familias que son muy numerosas.
Por ejemplo en La Golondrina, donde Juan Carlos González es cacique wichi, hay 17 casas con más de 140 personas.
Hay personas discapacitadas que no tienen cobertura alguna. Adultos mayores con enfermedades óseas que no son atendidos y muchos casos de adultos con problemas devenidos de la mala alimentación.
Quizás lo peor de todo es que hay una enorme recurrencia de niños pequeños que nunca fueron vacunados. Hay como un vacío en las tarjetas de vacunas que va desde 2017 hasta la actualidad. Hay niños de 5, 6, 7 años que ni siquiera fueron pesados, ni mucho menos vacunados.
Niños argentinos que ya están escolarizados y que en la escuela no les exigieron la BCG ni la hepatitis B, solo por citar algunas.