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Brasil registró 428 nuevas muertes por coronavirus en las últimas 24 horas, con lo que el balance total de fallecidos asciende hasta los 6.329, mientras que los contagios se elevaron hasta los 91.589, informó ayer el Gobierno.
La pandemia continúa su rápida expansión por el país al sumar en el último día 6.209 nuevos contagios, según el boletín diario divulgado por el Ministerio de Salud, que espera el pico de la llamada curva para las próximas semanas.
Además, las autoridades sanitarias de este país de 210 millones de habitantes tienen bajo investigación otras 1.642 muertes que pudieran haber sido ocasionadas por el nuevo coronavirus.
El balance también indicó que 38.039 de los contagiados se han recuperado satisfactoriamente del virus, lo que equivale al 41% del total.
Nuevos hospitales
Las autoridades de San Pablo y Río de Janeiro, los dos estados brasileños con más muertes y contagios por coronavirus, abrieron ayer nuevos hospitales de campaña en sus respectivas capitales, en medio de protestas por la falta de test y equipos para el personal sanitario. En San Pablo fue inaugurado el tercer hospital de campaña de la ciudad para pacientes del COVID-19 en el Polideportivo del Ibirapuerta, con 268 camas y para el que fueron contratados 800 profesionales. A pesar de que esto hospitales de campaña están destinados únicamente para los casos menos graves, ya se han registrado dos óbitos en la unidad instalada en Anhembi. Todas estas medidas se espera que sirvan para evitar el colapso del sistema de salud pública de San Pablo y su región metropolitana, que esta semana ya tenían alrededor del 80% de las camas de cuidados intensivas ocupado. Las autoridadeas de Río de Janeiro tiene previsto levantar otros ocho hospitales de campaña, incluido uno en el mítico estadio Maracaná, que deben ser inaugurados hasta final de mes.
El Estado de Río de Janeiro, el segundo más golpeado por la pandemia en Brasil, registra 854 fallecidos y 9.453 casos de coronavirus, con su sistema de salud al borde del colapso.
Tanto en San Pablo como en Río de Janeiro rigen cuarentenas "blandas" desde marzo para evitar una expansión mayor de la pandemia en estas regiones. Por otra parte,con motivo del Día Internacional de los Trabajadores, un grupo de activistas homenajeó en el centro de San Pablo al personal sanitario y denunció la falta de test, así como la demora en suministrarles equipamiento de protección. Equipados con máscaras y cruces blancas para recordar a los compañeros que ya han fallecido por la enfermedad, los manifestantes quisieron también transmitir un mensaje de "concienciación" para que la población se quede en casa. "Ese virus es letal, ese virus mata y para las personas que están dan esa asistencia está teniendo un impacto mayor", indicaron fuentes gubernamentales. Según datos oficiales, cerca de 4.000 profesionales sanitarios de la ciudad de San Pablo, un 5% del total, están de baja con síntomas de COVID-19 -casi mil de ellos tienen diagnóstico confirmado de la enfermedad. Mientras, la Alcaldía de Río de Janeiro también abrió ayer, de manera parcial, un nuevo hospital de campaña en el centro de convenciones, con 100 primeras camas de las 500 previstas para el local. La previsión, según el regidor de la ciudad, Marcelo Crivella, es que el resto de las camas estén disponibles cuando lleguen los 300 respiradores comprados a China, lo que ocurrirá a lo largo de la próxima semana. Este es el segundo hospital de campaña montada en la capital fluminense, tras el inaugurado en el barrio de Leblon.
EEUU autorizó el uso del remdesivir
El presidente de EEUU, Donald Trump, anunció ayer que la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por su acrónimo en inglés), otorgó una autorización de emergencia para el uso del antiviral remdesivir en pacientes con coronavirus. La decisión, reportada por la agencia Bloomberg, llega dos días después de que Gilead, el laboratorio que produce el antiviral, publicara un estudio preliminar sobre su eficacia en pacientes que habían contraído la enfermedad.
Según indicó, los pacientes que recibieron remdesivir se recuperaron un 31% más rápido que aquellos que recibieron un placebo. La autorización en cuestión permite a los médicos recetar el medicamento a pesar de que éste aún no haya superado todas las etapas requeridas para obtener una habilitación propiamente dicha. El Gobierno se había hecho del resultado del estudio y mostrado optimismo acerca de su potencial uso. “Son muy buenas noticias”, aseguró el mismo día Anthony Fauci, el principal infectólogo de la Casa Blanca y una de las caras visibles de los esfuerzos contra la pandemia. Fauci agregó que “los datos establecían un nuevo estándar de atención para los pacientes con el coronavirus, y se hizo eco del efecto positivo”.