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Un gobernador ejemplar

Sabado, 19 de febrero de 2022 01:44
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Puede sonar sorprendente que, desde una posición política ajena al peronismo, se rinda homenaje a un dirigente y exgobernador perteneciente a ese espacio político, aunque, por supuesto, son muchos los salteños que recuerdan, reconocen y respetan la figura política de Roberto Romero, "don Roberto", como era conocido y nombrado.

Por eso, aun sin ser "compañeros", ese reconocimiento le cabe a todos quienes lo practicamos, por aquello de que, como decían los antiguos romanos, "soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad", lo que trasladado a la escena política sería: "Me identifico plenamente con mis convicciones, pero me inclino ante quienes aportan a la comunidad por encima de su pertenencia a un partido".

"Don Roberto" cosechó estos reconocimientos por méritos que se proyectan a un abanico muy por encima de la mera tarea administrativa. En efecto, además de ser capaz de recorrer toda la Provincia, y de "patear puertas" fuera de ella, especialmente en la Capital Federal, para asegurar recursos para Salta, también podía visitar barrios y tener un mano a mano con los vecinos, fuera de especulaciones electorales, porque su contacto con todos los salteños formaba parte de su ideario de siempre.

También atendía su compromiso de gobernante aperturista de cara al espectro político de la Provincia, y acordaba lealmente con sus adversarios, como lo prueban muchas leyes e iniciativas, particularmente la reforma de la Constitución, en 1986.

Un tema no menor, esta vez en la esfera administrativa, fue la creación del famoso "bono salteño", que, desafortunadamente, no pudo cumplir acabadamente el papel para el que había sido pensado y que podría haber logrado, tal vez porque se le pidió más de lo que podía dar, y porque el acompañamiento inicial (aunque informal) que tuvo al momento de su creación por parte de economistas de la UNSa, no se mantuvo en etapas posteriores. No obstante, y sin dejar de tener presente estos aspectos mencionados, no puede desconocerse que fue una iniciativa que, como otras del gobierno de Roberto Romero, logró, durante un período, descomprimir los graves problemas de financiamiento de la Provincia.

Sin perjuicio de los muchos emprendimientos y obras concretadas durante el gobierno de Roberto Romero, y sin olvidar algunos emblemáticos, como el complejo Delmi y el Teleférico, sin duda la propuesta más lúcida y de avanzada fue la del Norte Grande, que planteaba aunar esfuerzos, programas de obras de infraestructura y decisiones administrativas simplificadoras entre todas la provincias del Norte Argentino, "gemelas" en su postración económica y social, la que se agravó con el abandono posterior del ferrocarril, con la evidencia más penosa e indigna para Salta del ahora "ex" Tren a las Nubes, reducido a un camión, o colectivo, más unos pocos kilómetros de la (todavía) vía sana entre San Antonio de los Cobres y La Polvorilla.

A ello hay que sumar el desguace de YPF y otras decisiones a nivel nacional que complicaron aún más al grupo de provincias que abarca justamente el Norte Grande, como la pérdida o empequeñecimiento del puerto de Barranqueras.

Seguramente los salteños tenemos un compromiso con la memoria de Roberto Romero que nos obliga a abocarnos entre todos, como mínimo, al reposicionamiento del Norte Grande, estableciendo un programa de obras imprescindibles, junto al nombramiento de un coordinador responsable que le asigne prioridades y analice posibles fuentes de financiamiento y demás consideraciones para que esta iniciativa funciones y prospere, de modo de poder así concretar esta gran propuesta, absurda e injustamente caída en el olvido. La memoria de Roberto Romero lo merece.

 

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