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"Hoy casi el cien por ciento de la población quiere un cambio y dos tercios pide un cambio radical"

"Certezas políticas en una Argentina inestable". Con ese título la politóloga Ana Iparraguirre ofrecerá el próximo jueves una de las esperadas disertaciones del ciclo multiplataforma "Hablemos de lo que viene". Entrevistada por El Tribuno, la reconocida consultora especializada en campañas electorales abordó distintos ejes que seguramente abordará en el panel enmarcado en la Semana de la Industria.
Martes, 06 de septiembre de 2022 01:46
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"Certezas políticas en una Argentina inestable". Con ese título la politóloga Ana Iparraguirre ofrecerá el próximo jueves una de las esperadas disertaciones del ciclo multiplataforma "Hablemos de lo que viene". Entrevistada por El Tribuno, la reconocida consultora especializada en campañas electorales abordó distintos ejes que seguramente abordará en el panel enmarcado en la Semana de la Industria.

Hoy, en una Argentina caída en la inestabilidad en casi todos los órdenes, cuesta imaginar un futuro mejor ¿Qué reflejan los sondeos sobre las expectativas actuales de las sociedad?

- El país, efectivamente, está en un momento de gran incertidumbre de cara al futuro. Como nunca, vemos a muchos argentinos diciendo que no se imaginan un futuro mejor para sus hijos respecto del que ellos tuvieron. Estamos ante un cambio en la tendencia histórica, aquella en la que la gente decía: Bueno, yo estoy mal, pero confío en que mis hijos van a poder estar mejor. Y en este contexto, de mucha incertidumbre, yo diría que tenemos tres certezas volando en el aire. Una es que la gente en la próxima elección va a votar por un cambio, y no por un cambio moderado o con matices, como cuándo votó por Macri. El, recordemos, tuvo que decir al final de su campaña que no iba a privatizar Aerolíneas Argentinas y que iba a mantener los planes sociales, porque la gente quería un cambio, pero no estaba para echarse de cabeza. Hoy tenemos casi al cien por ciento de la población queriendo un cambio y dos tercios piden un cambio radical. La segunda certeza es la brecha que separa cada vez más a la política de la ciudadanía. Por ello, el componente antipolítico -y no digo antipolítica, porque no es contra el sistema, sino contra los desempeños y prácticas políticas- es otro elemento que posiblemente jugará y será crítico en la próxima elección. La tercera certeza es que, seguramente, concurriremos a las urnas en un contexto de crisis y dificultades económicas.

- En su momento, usted señaló que la razón de ser del Frente de Todos no era compartir un gobierno, sino ganarle la elección a Macri. Tras los acontecimientos de los últimos tiempos y del atentado contra Cristina Kirchner, ¿qué tan diferentes podrían ser los objetivos de la coalición gobernante para 2023?

Lo que yo dije, efectivamente, fue que esa había sido la razón que los había llevado a unirse y aglutinarse, a pesar de sus diferencias no resueltas, para poder ganar las elecciones. Una vez que fueron gobierno, a medida en que pasaron los meses y años, esas diferencias se hicieron cada vez más notorias. Se expusieron primero hacia adentro y después hacia afuera, siendo en el último tiempo muy visibles. Lo que el último suceso, tan dañino para la democracia, le dio al Frente de Todos es una épica y una razón tras la cual poder aglutinarse y unirse, a pesar de sus marcadas diferencias y de no estar de acuerdo siquiera sobre hacia dónde tiene que ir la economía o si hay que hacer ajustes. Por el momento coinciden en el tema de defender a una líder de su espacio político y todos parecen aglutinarse atrás de eso. ¿Cuál seria el impacto electoral? Todavía falta mucho tiempo y está por verse. Lo cierto es que les da a quienes representan al Frente de Todos una épica alrededor de la cual aglutinarse y al mismo tiempo los moviliza atrás de una causa que puede enmarcarse como más positiva en momentos de mucho adormecimiento. Y también de malas noticias que, en lo económico, posiblemente serán aun peores el próximo mes, cuando empiecen a sentirse los impactos del ajuste en los bolsillos de los ciudadanos.

-Si el frente gobernante llegara fragmentado a las elecciones de 2023, ¿que posibilidad tendría la principal coalición opositora, Juntos por el Cambio, de mantenerse unida?

- Creo que estamos yendo hacia la elección más abierta de los últimos años en la Argentina. Abierta, porque es más difícil predecir quien ganará, sino también quiénes van a ser los candidatos principales que confrontarán. En las últimas dos décadas por ahí era difícil predecir quién ganaba, pero se podía identificar con bastante anticipación quiénes iban a ser los jugadores. Hoy hay mucha incertidumbre. Del lado del Frente de Todos está claro que sigue siendo Cristina Kirchner quién domina ese espacio. Todo lo demás que orbita a su alrededor no tiene ni de cerca el volumen que detenta la actual vicepresidenta, que de todos modos tiene un techo muy bajo por el alto rechazo que genera en parte de la ciudadanía. Su posición se resume en una repetida frase: "Con Cristina no alcanza, sin Cristina no se puede". En la próxima elección, si ella no es candidata, seguramente será la gran electora y tendrá un gran poder de decisión en cómo se ordene ese espacio político.

Del otro lado, se observa una anticipación muy rápida a las elecciones. Se considera que el espacio ya es ganador, lo que es un error, porque todavía falta demasiado tiempo y no hay un liderazgo, alguien que pueda realmente ordenarlo. Muchos jugadores del sector de la oposición se sienten con chances de ser el o la elegida para representarlo y quieren ir a competir. Así se muestran las dos coaliciones que por el momento siguen siendo una el reflejo de la otra. El país por mucho tiempo tuvo la economía muy desordenada, pero la política últimamente, con este sistema coalicionista, había estado un tanto ordenada. Pareciera ser que los incentivos para que ambas coaliciones permanezcan son cada vez menores. La pregunta del millón hoy es si van a resistir o no hasta el 2023. Todos los indicios que estamos viendo y escuchando indicarían que eso esta cada día más cerca de romperse.

En un escenario así, ¿qué posibilidades abriría el proceso electoral de 2023 para outsiders o aspirantes con menos desgaste político, como Javier Milei o Facundo Manes?

- Ciertamente, la distancia entre la clase dirigente y la ciudadanía es cada vez más grande. En el índice de favorabilidad de diferentes líderes y dirigentes en Argentina, quienes estaban más arriba eran hace poco Milei y Manes, dos outsiders que no venían de adentro de la política y que, además, tenían un discurso con fuertes cuestionamientos a las prácticas políticas que se vienen ejerciendo desde hace mucho tiempo. Milei tuvo una caída en términos de favorabilidad en el último tiempo, pero es muy temprano para desestimar su posible impacto electoral. Si se consideran parecidos, como pueden ser los de Donald Trump o Jair Bolsonaro, ambos tuvieron momentos en su carreras políticas con alto grado de desfavorabilidad y aun así lograron muy buenas elecciones. En general, se ve que dirigentes que vienen de afuera tienden a tener mejor imagen. Cuando se consulta sobre una lista de diferentes profesiones, como médicos, científicos e ingenieros, entre otras, los políticos quedan abajo de todos, como grupo en el que la ciudadanía menos confía para que le resuelva sus problemas.

 

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