¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
15°
26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Una llamativa asimetría en el intercambio de prisioneros

Los rehenes capturados por los terroristas de Hamas el 7 de octubre de 2023 son devueltos a cuentagotas a cambio de centenares de presos acusados por Israel de haber cometido actos de violencia. Una desproporción que los palestinos presentan como victoria.
Domingo, 02 de febrero de 2025 02:07
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

A medida que se consolida la nueva tregua en Gaza, un aspecto del acuerdo para el cese del fuego resulta extrañamente desigual: Hamas liberó el primer domingo a tres mujeres israelíes retenidas en Gaza; mientras que se esperaba que Israel liberara -ese mismo día- a 90 mujeres y menores palestinos retenidos en sus prisiones.

Días más tarde, Hamas liberó a cuatro mujeres soldados de Israel, horas después el gobierno de Netanyahu confirmara la puesta en libertad de 200 presos palestinos. Más reciente, Hamas liberó este jueves a Arbel Yehoud; a Agam Berger - una joven soldado de 20 años-; y a un israelí de 80 años -además de cinco tailandeses-; a cambio de 110 prisioneros palestinos. Durante la primera fase de la tregua de seis semanas de duración, se espera que Hamas libere a 33 cautivos e Israel a unos 2.000 prisioneros palestinos.

Recordemos que los rehenes fueron capturados el 7 de octubre de 2023, luego del bestial ataque en territorio israelí a una aldea cercana a la frontera de Gaza. Grupos comando irrumpieron en un Festival de la Paz y violaron, torturaron, decapitaron, quemaron, secuestraron y asesinaron niños, jóvenes y adultos; invocando como única razón la condición de judíos de las víctimas. En total, 1.200 muertos y 253 secuestrados; la peor masacre antisemita desde el Holocausto. Fue una exhibición de sangre y de muerte, con la difusión de fotos y videos para celebrar lo que esas bestias sintieron como una victoria.

Asimetrías notables

Sin caer -de manera equivocada- en el reduccionismo y el maniqueísmo de pensar que todo palestino aprisionado por Israel es un terrorista, sí es un hecho que muchos de los prisioneros liberados por Israel son militantes o combatientes detenidos tras acciones de combate directo. Funcionarios de Hamas declararon -de manera explícita- que uno de los objetivos del atentado del 7 de octubre era conseguir la liberación de parte de los miles de palestinos encarcelados por Israel, muchos de ellos acusados formalmente de violencia contra soldados y civiles israelíes.

El propio Yahya Sinwar, exjefe político de Hamas y autor intelectual del inhumano atentado, pasó años en una prisión israelí y fue liberado en octubre de 2011 junto con otras mil personas como parte de un intercambio por Gilad Shalit, un soldado israelí capturado por Hamas en una incursión transfronteriza en 2006. Un soldado israelí a cambio de más de mil personas; una de las cuales terminaría por liderar -años más tarde- el más brutal ataque de Hamás en suelo israelí.

En 1985, casi dos décadas antes, el gobierno israelí había intercambiado más de 1.100 prisioneros -entre ellos algunos condenados por perpetrar o planificar atentados- por tres soldados israelíes capturados durante la invasión israelí del Líbano. Varios de estos presos liberados se convirtieron luego en altos líderes terroristas.

Así, es bastante probable que los futuros intercambios sigan una fórmula similar, con decenas o cientos de palestinos liberados de cárceles israelíes por cada rehén retenido por militantes en la Franja de Gaza. Pero que esta constante asimetría sea algo "corriente", me hace pensar si la práctica no se ha desvirtuado por completo. La asimetría me plantea, asimismo, otras preguntas necesarias.

"Ahora, cuando todos nos encontramos en estado de shock es el momento justo de reunir el coraje de pensar. Ahora y no más tarde, cuando las cosas se calmen, como tratan de hacernos creer los partidarios de la sabiduría barata: lo difícil de combinar es, precisamente, la tensión del momento y el acto de pensar. Pensar en el sosiego que se instaura con el paso del tiempo no genera una verdad más equilibrada, sino que, más bien, normaliza la situación, permitiéndonos evitar el filo cortante de la verdad", afirma Slavoj i ek, desde "Islam y modernidad", ensayo surgido a propósito de la atroz matanza en las oficinas de Charlie Hebdo, en París, en 2015.

Pensar significa moverse más allá del pathos de alivio mundial que sigue a la liberación de rehenes por parte de los terroristas de Hamas. Pensar -en este mismo instante en el que la tensión del momento es máxima-, es desafiante. Y creo que es necesario antes de que, como bien dice i ek, se normalice -otra vez- todo lo que todos parecen aceptar sin cuestionar.

"Tasa de intercambio"

En primer lugar, me llama la atención que exista esta disparidad en el intercambio de rehenes y prisioneros israelíes en poder de Hamas y prisioneros palestinos en poder de Israel. ¿Cómo se define la "tasa de intercambio"; a cuántos palestinos equivale cada rehén y cada soldado israelí? No lo quiero pensar en términos economicistas, pero, la práctica sugiere que hay valores intrínsecos entre unos y otros que no sugieren que exista ninguna paridad.

Por supuesto que si uno de los rehenes fuera un familiar o un conocido mío, como individuo, no pondría reparo alguno en que lo intercambiaran por todos los presos palestinos en poder de Israel si fuera necesario. Es normal; es humano. Lo individual va por carriles distintos a lo institucional. Pero, desde el plano institucional, ¿cómo se establece qué y cuántos prisioneros intercambiar? ¿Y de cuánta "peligrosidad"?

Entre las primeras mujeres rehenes liberadas en esta nueva tregua, dos de ellas habían sido secuestradas en sus propias casas; la tercera fue secuestrada cuando participaba del festival de música. Los liberados por Israel, en cambio, incluían a personas condenadas por haber llevado adelante acciones terroristas. ¿Está bien liberarlas? ¿No se corre el riesgo de que una o varias de ellas se conviertan en los próximos Yahya Sinwar; alimentando un círculo inquebrantable de ataques y de escaladas y de retaliaciones infinitas?

Por otro lado, ¿cómo evitar que estos ataques no se conviertan en la "norma" para tener un "stock de rehenes" para intercambiar por terroristas y militantes presos? Del mismo modo, las detenciones en masa de civiles palestinos por parte de Israel, ¿no es una forma de tener -ellos mismos, también- un "stock de palestinos" para intercambiar por rehenes actuales o futuros?

Por último y sin querer buscar algo donde no lo hay, una vez se intercambió un único soldado por más de mil prisioneros. En otra oportunidad se intercambiaron tres soldados israelíes por más de 1.100 prisioneros. ¿Por qué ahora se intercambian cuatro soldados mujeres por "sólo" 200 palestinos encarcelados? Sabemos que la mujer no vale nada para las culturas islámicas radicalizadas, pero ¿tampoco vale lo mismo una mujer que un hombre para el Estado de Israel?

La política y los intercambios

Más allá de estas cuestiones numéricas para las que no alcanzo a detectar un patrón -o una razón-; la asimetría del intercambio, ¿no fortalece a Hamas? Las fotografías de cada intercambio traslucen desafío, poderío y una percepción de victoria por parte de la facción terrorista y de sus simpatizantes.

Por primera vez en un año, las Brigadas al-Qassam- desfilaron por las calles y realizaron funerales públicos para sus combatientes caídos. Y, de un día para otro, luego de meses de silencio, se reactivaron las cuentas de Hamás en las redes sociales con propaganda yihadista inflamatoria victoriosa.

Es claro que -aún después de quince meses de meses de bombardeos y de incursiones militares feroces-, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, tal vez haya disminuido las capacidades de combate de Hamás y arrasado gran parte de la franja de Gaza y de su infraestructura clave; pero no parece haber logrado debilitar la influencia del grupo dentro del enclave. Me pregunto si, de hecho, no la está fortaleciendo. Si por 33 rehenes obtendrán cerca de 2.000 militantes de vuelta, cuesta ver que no haya una victoria allí.

Por otro lado, mientras no haya un avance en las negociaciones para encontrar un órgano de gobierno que reemplace a Hamás, todos los analistas y funcionarios israelíes y palestinos saben que Hamás seguirá en el poder; de modo que una de las cuestiones centrales para terminar con el conflicto queda todavía sin resolver.

La urgencia por encontrar una solución al asunto nunca fue tan acuciante. La tregua de seis semanas vence el 2 de marzo y Netanyahu amenazó con volver a los bombardeos y a su sempiterna idea de eliminar a Hamas como fuerza política y militar.

En lo personal, me cuesta aceptar que Netanyahu -y la sociedad israelí- crea poder obtener resultados distintos usando los mismos métodos. Lo que falló hasta ahora seguirá fallando después; a menos que estén dispuestos a liberar una fuerza terrorífica sin igual, lo cual podría traer consecuencias sin precedentes. Quizás Netanyahu deba aceptar -de una buena vez- que ninguna guerra resuelve nada, y que no hay "guerra exitosa" si esta no se traduce en una solución política sostenible y duradera. Debería ser evidente, a esta altura de los acontecimientos, "el filo cortante de la verdad".

"Nada nuevo comienza con la muerte" afirma -lacónico- Riichi Yokomiysu, en "La primavera llegó en un carro tirado por caballos". Quizás sea hora de que la tan ansiada primavera llegue a esa tierra santa para las tres religiones abrahámicas; una primavera en la que se reconozcan de manera clara y universal los límites de Israel y Palestina; los derechos de ambas naciones; y el derecho de sus pueblos a vivir en paz. Ojalá.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD