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Mientras todos asistimos a una teatralización política de buenos contra malos, vemos cómo se tergiversan los objetivos prometidos en campaña con la más hábil epistemología discursiva, materia fundamental de nuestras universidades. En el medio, y aturdidos están todos los ciudadanos que creen estar representados por un sistema democrático muy particular de Argentina, que delega superpoderes para poder manejarnos a su antojo. A la vista de los hechos parece que la educación que tenemos nos lleva a aceptar y estar conformes con un jefe que nos desligue de la responsabilidad de nuestra formación ética y moral. Una comodidad social en la que el otro toma las decisiones por nosotros ahorrándonos mucho esfuerzo.
Pero está visto que esto no es solamente lo que aparenta, por eso es que la casta política y financiera, más importante esta última, siempre termina acomodándose y pasando entre ellos a quien le toca estar pasivo o activo.
Lo que implementó el actual ministro de economía allá en el año 2017, lo viene a terminar de hacer ahora en el 2024, y tomando como punto de referencia este acto, podemos encontrar recurrentes complementaciones en anteriores gobiernos, por lo tanto, más allá de toda trama política, partidaria, o movimiento social, hay un régimen que, casi como una logia, se cumple esté quien esté, como pasando la posta de un contrato de usura inapelable, que debe cumplirse más allá de toda ideología.
Y esta complementariedad debe estar muy emparentada con la educación que recibimos desde hace décadas. En todos los gobiernos nuestros representantes se insultaron y denigraron mutuamente, estuvieron en agrupaciones de mucha violencia política y social, admiten abiertamente su participación, y los elegimos para que conduzcan nuestro destino como nación, los justificamos y tratamos de poner paños fríos en pos de ahorrarnos el esfuerzo de pensar y seguir con nuestras rutinas.
Es evidente que la casta, a sabiendas o por inercia de sus métodos, nos "lobotomizó" la comprensión de estos actos, no permitiendo que podamos dilucidar estos aspectos financieros y políticos tan claros y expuestos, es como si aceptáramos las trampas y embustes, justificando que, aunque nos roban, es en nuestro beneficio.
Futuro
Los hijos y nietos que se arrogan la claridad y potestad de un futuro, que solamente pueden ellos mismos manejar, son el resultado de una educación hábilmente manipulada, complementada con situaciones sociales y económicas, implementadas en sucesivos gobiernos, que dieron indujeron al condicionamiento mental actual. No se puede aceptar lo que no se conoce. La internet es el agua donde hoy la rana esta hervida, desde hace 30 años fue creciendo progresivamente con su algoritmo financiero, equilibrando las ganancias y la adicción social, hoy todas las opiniones e ideas cruzan por este medio, para ser sojuzgadas por un cúmulo de "me gusta" o "likes", nuestros jóvenes son dependientes de esas aprobaciones al punto de volcar parte de su personalidad a estos medios, X, IG, FB, y tantos más. Quien tiene más seguidores tiene, se asegura la razón, aunque esta no empatice con la realidad.
La ambición a largo plazo se cambió por recompensas a corto plazo, apuestas, dinero fácil, metas materiales inmediatas.
Por esta conversión de analogía a digital es que los jóvenes no entenderán a los viejos, y los denigrarán, y los viejos se verán apabullados por ellos buscando en el silencio de la observación, justificar la frustración de no haber advertido las consecuencias de sus actos.