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El pasado martes 9 de julio, en un nuevo aniversario de nuestra Independencia, volvió a recrearse algo tan caro al sentimiento de los argentinos, como siempre han sido los desfiles militares.
En todo el país se registró el fenómeno de miles de personas, familias, padres, madres, hijos, todos aunados con un mismo deseo y con un mismo sentimiento, el festejo de una fecha Patria.
Una particular visión ha podido registrarse en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde desfilaron más de 7.400 efectivos de todas las fuerzas de seguridad, dando inicio al mismo el paso de los regimientos tradicionales que fueron partícipes de la época gloriosa de nuestra Patria.
Fue una proliferación de celeste y blanco, desde escarapelas, banderas, gorros, bufandas, plagiando los momentos en que ese mismo pueblo ha venido siguiendo eventos deportivos, en especial la selección nacional de futbol, con Messi a la cabeza.
Las bajas temperaturas no han logrado amilanar a este pueblo decidido a participar, a decirle sí a la historia.
El espectáculo logrado por sus protagonistas fue del beneplácito de todos los presentes que retribuyeron con aplausos hacia las fuerzas, al paso de estas.
El sobrevuelo de distintas formaciones de la Fuerza Aérea dio un marco muy especial al evento.
También el paso de un escuadrón de helicópteros despertó el fervor del público.
Pero lo que más conmocionó a los presentes fue el paso de los veteranos de Malvinas.
El cariño por ellos es algo especial y muy cercano en los tiempos. Fueron realmente ovacionados, momento en que la vicepresidente no pudo ocultar sus lágrimas.
A muchos protagonistas el momento les habrá hecho rememorar vivencias que perdurarán por más que el transcurso del tiempo pretenda borrarlas. Quiérase o no, la ciudadanía y el pueblo argentino, siempre han sido afecto a los desfiles militares.
Lamentablemente el pasado gobierno kirchnerista en una equívoca visión ha asociado fuerzas armadas a la dictadura que nos gobernó a partir de 1976 y nunca ha sabido discernir entre personas e instituciones.
Los responsables de los hechos son las personas, no las instituciones.
A partir de ese "error" ha intensificado su accionar contra las fuerzas armadas al punto tal de defenestrarlas quitándoles todo tipo de apoyo y presupuesto, desfinanciándolas de un modo realmente notorio y lamentable.
Curiosamente, ese gobierno que se dice peronista parece haber olvidado que su líder era militar y más aún, que había participado activamente en el golpe de Estado del 4 de junio de 1943, el primero de varios golpes militares ocurridos en el siglo XX, hecho que llevó a una inestabilidad política y social prolongada en el país.
Sentimiento popular
El actual Gobierno ha sabido interpretar ese sentimiento popular y va por el camino correcto reconociendo el valor de las instituciones militares en el proceso democrático que día a día se vive.
Consecuente con ello ha decidido fortalecer el vínculo con las Fuerzas Armadas y con el pueblo de la Patria y este ha sido su punto de partida.
Después muchos se preguntan el porqué de la popularidad de Milei.
Por hechos y gestos como éste, simples, pero que atañen a la idiosincrasia del pueblo argentino. Las imposiciones nunca han sido buenas para borrar sentimientos, todo lo contrario. A las pruebas me remito.
El pueblo argentino interpreta los desfiles militares como reivindicatorios de las gestas por la libertad y la independencia y que no se condicen en absoluto con una mirada distorsionada por la memoria esclerotizada de la época setentista.