Uno de los denunciantes que este lunes prestó declaración en la causa que investiga la megacausa de Generación Zoe relató cómo fue captado por la firma en diciembre de 2021, tras mantener contacto con un joven cordobés durante un curso virtual de educación financiera. El testigo, un agricultor de la localidad jujeña de El Carmen, contó que fue convencido para invertir en la empresa de Leonardo Cositorto, que ya tenía una sede operativa en la ciudad de Salta.
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Uno de los denunciantes que este lunes prestó declaración en la causa que investiga la megacausa de Generación Zoe relató cómo fue captado por la firma en diciembre de 2021, tras mantener contacto con un joven cordobés durante un curso virtual de educación financiera. El testigo, un agricultor de la localidad jujeña de El Carmen, contó que fue convencido para invertir en la empresa de Leonardo Cositorto, que ya tenía una sede operativa en la ciudad de Salta.
La propuesta que lo atrajo fue la adquisición de una “membresía inteligente premium”, que incluía, según le informaron en aquel momento, dos viajes anuales para asistir a convenciones exclusivas organizadas por Zoe. El 30 de diciembre de 2021 viajó hasta Salta y entregó 5 mil dólares en efectivo a Federico Vilardel. En esa ocasión, también interactuó con Ricardo Vilardel, a quien identificó como el encargado general de la sede salteña.
Según su relato, los responsables del lugar le aseguraron que la rentabilidad provenía del trading profesional y de operaciones bursátiles, y que no existía riesgo alguno, ya que todo estaba “a cargo de expertos”. En enero del año siguiente, tras recibir el primer pago de intereses —un 7,5% mensual—, decidió ampliar su inversión.
Fue así que el 10 de enero de 2022 aportó otros 9 mil dólares para ingresar a un supuesto “robot inteligente” de inversión. Sin embargo, esta vez no recibió ningún contrato ni documentación formal, solo un recibo común de librería, algo que le generó sospechas. Lo cierto es que nunca volvió a cobrar ni un centavo más.
El testigo señaló que, tras incorporarse al sistema, fue agregado a un grupo de WhatsApp donde se promovían nuevos negocios, eventos y capacitaciones. Incluso recibía audios directamente de Cositorto, quien ofrecía oportunidades como la inversión en tierras en México. “Siempre se trataba de expandir las posibilidades financieras”, relató.
Cuando las denuncias comenzaron a viralizarse desde Córdoba, Cositorto —según declaró— continuó enviando mensajes tranquilizadores, asegurando que todo era parte de un complot en su contra. Más tarde, Zoe comenzó a cambiar las reglas y utilizaba canales como Telegram para compartir enlaces a Zoom, donde Cositorto explicaba cómo rescataría la empresa. Los damnificados, incluso, tenían que pagar para ver esos videos, reveló el testigo.
Finalmente, el agricultor decidió cortar todo vínculo cuando la empresa les pidió migrar sus inversiones a otra plataforma, llamada Sunrise. Fue entonces cuando entendió que había sido víctima de una estafa.
En su declaración, también aseguró que al reclamar los intereses impagos, Ricardo Vilardel le respondió que solo seguía las órdenes de Cositorto. Además, identificó a otros imputados como personas que atendían al público y recibían dinero en la sede de Salta.