Los puesteros del mercado San Miguel sufren y la situación "pos incendio" se vuelve preocupante. El Tribuno recorrió algunas de las pocas realidades que atraviesan a los trabajadores de un centro comercial que se quemó en una noche y cuya recuperación será larga e incierta.
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Los puesteros del mercado San Miguel sufren y la situación "pos incendio" se vuelve preocupante. El Tribuno recorrió algunas de las pocas realidades que atraviesan a los trabajadores de un centro comercial que se quemó en una noche y cuya recuperación será larga e incierta.
Antes de las fiestas de Fin de Año se registra una preocupante baja en las ventas. En primer lugar por la situación general del país, con una crisis en el consumo en todos los rubros; pero en el San Miguel con los condicionantes que se van sucediendo día a día y que empeoran la situación.
En primer lugar, la falta de algunos servicios es uno de aspectos que más urge. Muchas locales gastronómicos del mercado no funcionan porque falta gas natural. En muchos sectores donde están trabajando los 150 puestos que regresaron de a poco le van regulando los servicios. Uno es el de energía eléctrica pues en casi todos los sectores comenzaron con el servicio en los sectores compartidos, es decir en los pasillos. El problema es que muchos puestos necesitan las heladeras.
De cualquier manera, poca gente ingresa al San Miguel a comprar; eso lo dicen todos los puesteros que quedaron dentro. Muchos, ante la baja de ventas, optaron por la calle a ofertar.
Sobre calle Ituzaingó, los puesteros están a cielo abierto y soportan como pueden el clima caliente y húmedo actual. La ancha vereda del San Miguel se convirtió en un pasillo angosto con feria a ambos lados. De lado que ahora es ambulante dicen que venden poco y soportan mucho. En tanto que del lado de los locales aseguran que padecen la falta de luz. Son negocios que venden artículos y accesorios de celulares e indumentaria. Lo que venden electrónica realizaron una gran inversión con grupos electrógenos que van desde los 400 mil pesos hasta superar el millón de pesos. Para mantener funcionando el equipo, durante todo el horario comercial, necesitan hasta 20 litros de combustible diario.
Sin luz no se vende nada, y el alquiler de los locales que dan a Ituzaingó, aseguran sus comerciantes, cuesta alrededor de un millón de pesos, que ya se los cobraron. Es una bomba de tiempo porque muchos están pensando no pagar. Noviembre fue un mes que prácticamente no se vendió nada.
Sobre Urquiza están las frutas y verduras, quesos y mieles, más otros productos vinculados a regionales como ser los condimentos; todos con gazebos. También están los locales que venden textiles. Una comerciante cuenta: "todo nuestro capital se quemó en el incendio y eso no se recupera. Ahora no tenemos qué vender en la calle. Una pequeña inversión en mercadería de Navidad ronda los 50 millones de pesos, que ahora se quemaron. Ofrecemos la mercadería que no es la de temporada y por eso vendemos poco. No tenemos certezas de cuándo vamos a volver, no nos dicen nada, compramos el gazebo nosotros, estamos en el olvido", dijo la puestera. Algunas de las puesteras de indumentaria, que todo se les quemó, calculan en miles de millones de pesos las pérdidas.
Por esa calle (Urquiza) se ve que están desmantelando toda la estructura incendiada, pero también es evidente que nada volverá a ser como antes.
Mientras tanto, el clima azota a los puesteros que en esta última semana tuvieron pocas horas de ventas ya que las lluvias suspendían la actividad en la calle. Es como que todo complota contra ellos.
Sobre peatonal Florida, en el ingreso ya se evidencia el funcionamiento a medias. Las locales gastronómicos no trabajan y el gran patio de comidas está a medias. Eso también origina que poca gente ingrese.