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En la Catedral Basílica de Salta, el arzobispo Mario Antonio Cargnello temprano presidió la misa del Miércoles de Cenizas, con la que dio inicio a la Cuaresma, tiempo de preparación para la Pascua. En su homilía, el religioso reflexionó sobre el significado de este período litúrgico y exhortó a los fieles a asumir con responsabilidad sus obligaciones en la vida cotidiana.
"La Cuaresma me parece que siempre va marcando tonos especiales. Un cambio que debe haber en nuestra conducta es asumir responsablemente nuestras obligaciones, como papá, como mamá, como esposo, como padre, como sacerdotes, como obispos, los seminaristas, los religiosos, pero cada uno de nosotros como ser cristianos. Nuestras obligaciones en la familia, nuestro trato en la familia, pero también en el trabajo", expresó Cargnello en su mensaje.
El arzobispo hizo especial hincapié en la responsabilidad personal y en la necesidad de evitar la pereza: "El cristiano no puede dejarse llevar por la pereza, por un estado de irresponsabilidad. No, no, no. Tenemos que ser responsables en el cumplimiento de nuestro deber. Que el Señor nos ayude también a crecer en eso, y en la relación con Él, a dejarnos transformar. Saber que Él es el que va haciéndonos cada día más hijos".
También, destacó la importancia de cambiar la relación con Dios, con los demás y con el entorno: "La relación con Él y con los hermanos debe cambiar en nosotros. Lo mismo que la relación con la creación. El cuidado de la creación, la limpieza de nuestra ciudad. Tiene que ser un compromiso también propio de esta Cuaresma. Que el Señor nos ayude".
En cuanto al simbolismo de la ceniza, Cargnello recordó su doble significado: "El signo de la ceniza tiene una doble lectura. Por una parte, me recuerda, como dice una de las antífonas que se reza cuando nos marca la ceniza, acuérdate que eres tierra, polvo, y vas a volver al polvo, el signo de nuestra fragilidad. No nos tenemos que olvidar, y por otra parte, tiene el sentido del lavado. La ceniza recordará a los mayores que a veces, en esa época, se usaba ceniza para fregar las ollas, eso sacaba la grasa. Esa es la idea también de la aplicación. Que saque la grasa de nuestra miseria. Que celebremos con profunda unción y fe el rito de las cenizas".
El arzobispo también recordó que la Cuaresma es un tiempo de conversión y preparación para la Pascua, fundamentado en el misterio de la resurrección de Cristo. "Lo central en la vida del cristiano nace del misterio de Cristo, del misterio pascual de Jesucristo. La novedad que el cristiano recibe es que Jesús, que murió en la cruz, resucitó". En este sentido, instó a los fieles a vivir estos cuarenta días con oración, sacrificio y caridad, pidiendo a Dios la gracia de la transformación interior: "Señor, quiero dar un paso adelante. Fracasaré, lo intentaré, pero me quiero aferrar de tu mano".