Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
15°
24 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Consumo: El precio se mantiene, pero la venta de pollo y carne está quieta

Comerciantes de carnicerías y pollerías aseguran que ya no hay picos de venta. Los salteños ajustan al máximo sus compras y nadie se lleva en cantidad.
Martes, 24 de junio de 2025 02:02
La venta de pollo había comenzado a superar a la carne, pero ahora está amesetada. Pablo Yapura

En tiempos de economía apretada, los hábitos de compra en las carnicerías y pollerías de Salta reflejan una nueva lógica de consumo: menos cantidad, más cálculo y elecciones que responden más a lo que alcanza que a lo que se desea. Así lo reveló un relevamiento realizado por El Tribuno en distintos barrios de la ciudad.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

En tiempos de economía apretada, los hábitos de compra en las carnicerías y pollerías de Salta reflejan una nueva lógica de consumo: menos cantidad, más cálculo y elecciones que responden más a lo que alcanza que a lo que se desea. Así lo reveló un relevamiento realizado por El Tribuno en distintos barrios de la ciudad.

Mario Cruz, propietario de la carnicería La Ternerita en barrio El Tribuno, comentó que "el precio de la carne se mantiene hace dos meses", aunque aclaró que lo que sí suben son los costos de servicios, el alquiler y otros gastos. Según detalló, los cortes más buscados por su clientela son los económicos como el "sobaco", que está a $9.400, ideal para guisos, o la cuadrada y bola de lomo a $13.000 para milanesas. "Ya no te llevan un kilo de carne, te llevan cinco milanesas. Se compra para el día, no como antes que quedaba para la noche también", señaló.

El "sobaco", corte para preparar guiso, se vende entre $9.400 y $9900 el kilo y es el más elegido por ser económico.

En la misma zona, desde la carnicería Mateo, su dueña explicó que mantienen una venta regular gracias a que faenan sus propias reses. "A nosotros no nos bajó la venta, aunque sí se nota que se compra con más conciencia", expresó. En su local, el sobaco cuesta $9.000, la molida común $8.000 y el blando especial para milanesas, $12.000. La propietaria notó una leve estabilidad general en precios, aunque aclaró que "siguen siendo valores altos y es como que la gente ya se acostumbró". También relató que los alquileres que antes generaban angustia por los aumentos desmedidos, hoy suben con algo más de previsibilidad.

El pollo

Por el lado del pollo, el panorama tampoco es sencillo. Fernando, de La Nueva Granja 2, explicó: "Las ventas están medianamente igual que hace tiempo, pero lo que sí sube es todo lo demás: pan rallado, huevos, leche. Las milanesas ya no se compran por kilo, sino por unidad: tres o cuatro". Aunque el pollo entero se mantiene a unos $4.600 el kilo, la demanda se ha vuelto más fraccionada. También señaló hay proliferación de pollerías nuevas en la zona, aunque "abren y después se van", dijo.

Cintia, empleada de otra pollería, contó que el precio del kilo de pollo ronda los $4.400, el de patamuslo $4.300 y la pechuga deshuesada, muy elegida para hacer milanesas, cuesta $7.700.

"Antes del 1 al 10 de cada mes, cuando la gente cobraba, se notaba un repunte. Ahora está todo bastante quieto, casi todo el mes. El poder adquisitivo cayó. Se vende lo justo y necesario", explicó. También observó que los clientes comparan los precios entre locales. "No es que no quieran comer carne, simplemente no les alcanza", dijo.

Otro punto común que aparece en los locales visitados es la esperanza de que la situación mejore, aunque no todos ven señales. "Esperamos que sí, pero no se nota una mejoría. Se mantiene estable, pero la demanda no repunta", dijeron desde las pollerías. Desde las carnicerías confían en que si los precios siguen quietos, puede haber una leve recuperación.

El pollo se mantiene entre $4.400 y $4600 el kg, en promedio, pero muchos prefieren comprarlo trozado o llevar milanesas por unidad.

Además de adaptarse a las nuevas formas de consumo, los comerciantes hacen malabares con los gastos fijos. "Hay que remar todos los meses: luz, alquiler, insumos", explicaron. Algunos indicaron que al menos ahora se percibe una "estabilidad relativa" en cuanto a los alquileres de locales. "Antes pagábamos $200.000 de alquiler y pasaba a $400.000 de golpe. Ahora subió $70.000, es un alivio", contó una propietaria.

La sensación que queda en cada mostrador es la misma: los clientes miden más que nunca cada compra. Ya no hay margen para el gusto o el stockeo. La carne sigue siendo símbolo de mesa completa, pero el pollo gana terreno cuando la billetera aprieta.

 

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD