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Martín Rappallini es CEO de Alberdi Desarrollos y desde hace dos meses es titular de la Unión Industrial Argentina (UIA) estuvo de visita en Salta donde mantuvo reuniones con dirigentes de UNINOR y funcionarios locales. En diálogo con El Tribuno se refirió al tipo de cambio actual, a una devaluación y reclamó medidas urgentes para que el sector sea más competitivo.
Teniendo en cuenta el escenario económico actual, ¿cómo está el industrial argentino?
Estamos en un proceso de ordenamiento de la economía: baja inflación y ordenamiento de las cuentas fiscales. Creo que en eso hay un consenso generalizado, que es el camino que hay que seguir, pero al mismo tiempo hay una preocupación muy importante: ¿cómo se trabaja y cómo vamos a abordar todos los problemas que se fueron acumulando a través del tiempo? O sea, el problema de la presión fiscal, el problema de la legislación laboral, que ha quedado muy, muy antigua con respecto a los países de la región, el problema de infraestructura, el problema de financiamiento. Todos los problemas que hacen a la baja del costo argentino, que es lo que más nos preocupa.
Entiendo que para superar todos esos problemas se necesita tiempo, pero en ese tiempo hay gente y empresas que pueden quedar en el camino...
Es el gran desafío en el cual estamos trabajando y estamos planteando que son realmente urgentes las medidas que necesitamos para bajar este costo argentino, porque lo que nosotros vemos es que hay muchas empresas que son productivas puertas adentro. De hecho, tenemos hecho un estudio en la UIA, de casi 12 factores que impactan sobre la competitividad y la productividad, y podemos ver cómo la Argentina es productiva en grandes niveles puertas adentro, pero cuando uno sale puertas afuera, tiene problemas de competitividad muy preocupantes.
¿Cuando hablamos de competitividad y los cambios que tienen que haber, hacemos referencia al costo fiscal?
El tema es que el sector industrial compite con el mundo. Nosotros hacemos cerámica, competimos con China, con Brasil. Tenemos competidores locales, pero también competidores globales. Entonces, vos no podés quedar aislado de la realidad internacional. Cuando hablamos de nivelar la cancha, de igualar condiciones, es porque la industria a nivel global se mira con los competidores que tiene en distintos países. Muchos años la Argentina se aisló de esa mirada, y creo que, cuando uno vuelve al mundo, vuelve a integrarse, tiene que empezar a compararse con los criterios que tienen a nivel mundial, sobre todo en términos laborales, impositivos, como decías vos, infraestructura, los costos de puertos. Nosotros tenemos que tener los niveles que están en el mundo.
"Se necesitan medidas urgente para bajar el costo argentino. Hay empresas que pueden quedar en el camino".
Por un lado, ustedes piden nivelar la cancha, pero hay apertura de importación. ¿Cómo les está pegando eso?
En esta integración que va a tener la Argentina -de hecho, Brasil es un país que, si bien tiene un gran sector industrial, está muy integrado y también hay importaciones-, lo que pasa es que hubo un trabajo de mejora de la competitividad interna. Nosotros lo que decimos es acompañar ese proceso, que se vaya abriendo en función de las posibilidades que también se generen a los locales. Decimos: "Bueno, dame las posibilidades de ser competitivo". No podemos abrir la economía y competir con otros países cuando nosotros, internamente, seguimos con todas las distorsiones que vienen acumulándose a través del tiempo.
Empresarios locales nos dicen que todavía no hay acceso al crédito, y lo disponible es muy caro...
Sí, sí, por supuesto. También hay que ver que el año pasado, en 2023, hubo 200% de inflación, y muchas veces los procesos inflacionarios destruyen el ahorro. Cuando destruyen el ahorro, después no tenés crédito. Vos pensá que en la Argentina el 8% del PBI está en depósitos en los bancos. Cuando comparás contra Chile, Brasil, México, que están en torno al 80%, 100%, 110%, y en el primer mundo del 150 al 200% de lo que producen está en los bancos como ahorro. Entonces, en esos países hay crédito. Por eso, a veces, el orden macroeconómico viene aparejado con poder generar ahorro y, de esa manera, crédito. El drama que tenemos es que, si bien vos estás bajando la inflación, hoy seguís todavía con una inflación alta para el nivel mundial. O sea, si bien el mes pasado fue del 1,5%, para este año se espera una inflación del 30%. Para el mundo, tener 10% ya es una inflación alta. Después de la pandemia, para Europa haber tenido 8% o 9% era una inflación terriblemente alta. Por eso hay que convivir con esta normalización, en la cual todavía hay muchos factores de la economía que no se están arreglando, como el crédito.
Desde el Gobierno nacional les dicen a los industriales que no pidan una devaluación. ¿Cómo están viendo ustedes el tipo de cambio actual?
Lo que vemos es que el problema del tipo de cambio se da por las distorsiones internas. También vemos que la Argentina está muy dolarizada. Si mañana generás una devaluación, resolviste el problema por cuatro meses, y después de esos cuatro meses volvemos al mismo problema. El problema que tenemos es que tenemos un costo argentino alto: tenemos problemas laborales, impositivos. Hay que resolver esos problemas con urgencia. Ya hemos visto que la devaluación nunca fue una solución en la Argentina. Es tirar la pelota para adelante, es escapar para adelante, y a los cinco meses tenemos el mismo problema. Se actualizan los precios y volvemos al mismo debate. Pensá que en 2024 hubo una devaluación del ciento y pico por ciento, y en teoría se hubieran resuelto todos los problemas. A los ocho meses tenemos la misma discusión. Entonces, hay que trabajar sobre los costos. Es algo que pasa en Brasil, que pasa en México, que pasa en España. En todos los países se trabaja en la competitividad interna, promoviendo inversión, incorporando tecnología.
Esa es la mirada a futuro...
Para poder reactivar, nosotros tenemos que trabajar en la competitividad interna. Es el gran desafío: el costo argentino. Y eso es lo que vamos a tratar fuertemente en el Consejo de Mayo y en todos los encuentros que tenemos con el Gobierno. Y si no se resuelven rápidamente, hay que tratar de que la industria no se someta a una presión muy grande, porque vamos a perder tejido, que fue sobreviviendo a los distintos avatares del país. No podemos destruir tejido empresarial, que tanto costó y tan importante es para un país, tener este nivel de empresas.
En este tiempo, ¿cerraron muchas empresas?
No tenemos el número. Vemos que hay una pérdida de empleo, que lo estamos monitoreando. En esta parte del año hay una caída de 3.000 o 4.000 empleos por mes. Vamos a seguir monitoreándolo, porque nos preocupa. Y el gran tema es que en la Argentina faltan empresas. Cuando uno ve, con respecto a Brasil o México, en realidad nos duplican en empresas por habitante, y en industria también. Nosotros tenemos 600.000 empresas, y un país como Brasil, que tiene 4,5 veces más población, tiene 5 millones. O sea, casi dos empresas más por habitante. Y en México lo mismo. Cuando vas a España estás en tres por habitante, y en países más desarrollados estás casi en cuatro veces más.